Cuando la Mesa de Diálogo lleva paralizada casi dos meses, los obispos de Nicaragua no pierden la esperanza de poder retomar su labor mediadora. De momento, esperan una respuesta del presidente Ortega que no parece que vaya a llegar
El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes dijo hoy que están a la espera de una respuesta positiva por parte del Gobierno del presidente Daniel Ortega para reanudar el diálogo con el que se espera encontrar una salida pacífica a la crisis que ha dejado centenares de muertos en el país desde abril pasado.
Brenes, también arzobispo de Managua, declaró a periodistas que han hecho gestiones para concertar una cita con el canciller, Denis Moncada, en su calidad de representante del Gobierno, para retomar el diálogo, junto con la gran alianza opositora. «Estamos haciendo todas las gestiones posibles para que (el diálogo) sea lo más pronto posible», indicó. «Ojalá que tengamos las respuestas positivas para instalarnos de nuevo», agregó. Sin embargo, por el momento Ortega no ha dado ninguna señal de estar dispuesto a retomar las conversaciones.
El diálogo, cuyos mediadores y testigos son los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, se instaló a mediados de mayo pasado, pero se ha desarrollado de forma intermitente y permanece suspendido desde el 25 de junio, cuando celebró su última sesión. El presidente Ortega ha calificado a los obispos de «golpistas» y cómplices de las fuerzas internas y de los grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo.
El 7 de junio, la Conferencia Episcopal propuso a Ortega que adelantara a marzo de 2019 las elecciones fijadas para 2021 y que renunciara a presentarse a la reelección, pero el presidente lo rechazó y opinó que la propuesta mostraba que los obispos estaban «comprometidos con los golpistas», según dijo el 19 de julio.
Ataques a los líderes católicos
A mediados de julio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) alertaron de que miembros de la Iglesia católica estaban sufriendo ataques por su mediación en el diálogo y por proteger la integridad física de los manifestantes contra el Gobierno.
La Alianza Cívica, que aglutina a empresarios, sociedad civil, estudiantes y campesinos, envió esta semana una comunicación escrita a Ortega en la que le hace «un llamado urgente a retomar el camino para una salida pacífica y democrática, a cesar toda forma de violencia y a reinstalar el diálogo nacional con la Conferencia Episcopal como mediadora y testigo, con los garantes internacionales apropiados».
Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de 1980, también con Ortega como presidente, y que ha dejado entre 317 y 448 muertos entre los opositores, según varios organismos humanitarios, cifra que el propio Gobierno fijó en 197. El domingo, un partidario de Ortega murió por arma de fuego en la ciudad de Matagalpa. Se trata de Lénine Mendiola, hijo de una histórica lidere sandinista.
Las protestas contra el Gobierno comenzaron el pasado 18 de abril por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia de Ortega, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
EFE / Alfa y Omega