El Papa ha recordado que Cristo no se cansa de invitarnos a su banquete para saciarnos de Él
“Al nutrirnos con este alimento, podemos entrar plenamente en armonía con Cristo -ha reflexionado- por ello es tan importante ir a misa y recibir la comunión”
A las 12 horas de hoy, domingo 19 de agosto, el Papa ha saludado, desde la ventana del Palacio Apostólico, a los fieles congregados en una soleada Plaza de San Pedro para el rezo del ángelus. Bergoglio ha reflexionado sobre el Evangelio de día (Jn 6,51-58), que nos lleva a la segunda parte del discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, tras haber alimentado a la multitud con cinco panes y dos peces.
Este pasaje del Evangelio es “decisivo”, ha dicho Bergoglio, porque “provoca la reacción de quienes lo escuchan, quienes se ponen a discutir entre ellos preguntándose ‘¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?’” (v.52).
Francisco ha explicado que cuando el signo del pan compartido lleva a su verdadero significado, es decir, el don de sí mismo hasta el sacrificio, “surge la incomprensión e incluso el rechazo de Aquel que poco antes se quería llevar al triunfo”.
Pan de vida
El Pontífice ha afirmado que entorno al altar encontramos aquello que nos alimenta “este pan de vida, el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, se nos da libremente en la mesa de la Eucaristía. La Eucaristía nos moldea porque no vivimos solo para nosotros mismos, sino para el Señor y para nuestros hermanos. La felicidad y la eternidad de la vida dependen de nuestra capacidad para hacer fructífero el amor evangélico que recibimos en la Eucaristía”.
El Obispo de Roma recuerda que Jesús nunca se cansa de invitarnos a alimentarnos con su cuerpo y sangre, “al nutrirnos con este alimento, podemos entrar plenamente en armonía con Cristo, con sus sentimientos y con su comportamiento. Por ello es tan importante comunicarse; es tan importante ir a misa y recibir la comunión”.
Oración por Kerala
El Papa, después del Ángelus, ha pedido por los vecinos de Kerala (India), que han sufrido las consecuencias de duros temporales de lluvias, con inundaciones y deslizamientos que han provocado más de 350 muertos y cerca de 223 mil personas desplazadas, además de innumerables daños materiales.
“Estoy con la Iglesia en Kerala, que está en primera línea apoyando a la población. Oremos juntos por aquellos que han perdido sus vidas y por todas las personas que han sufrido con esta gran calamidad”.
Vida Nueva