Entrevista al Pbro. Saúl Ron Braasch, Sacerdote, Abogado y juez penal, vicario de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela
En conversación con Reporte Católico Laico, el cerebro legal de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela pasa revista al presunto atentado presidencial, al caso Requesens, las relaciones de la Iglesia con la Fiscalía y el panorama global de Derechos Humanos en la nación sudamericana.
La Iglesia Católica mantiene en Venezuela un indetenible activismo en defensa de los Derechos Humanos. Desde el punto de vista colegiado, lo hace desde la Comisión de Justicia y Paz, que trabaja de forma articulada con direcciones de acción social, como la red mundial Cáritas.
Abogado de profesión y juez penal con más de veinte años de experiencia, Saúl Ron Braasch se hizo sacerdote y es el actual vicario de la Comisión, la cual vela por el cumplimiento de las más elementales garantías, como el derecho a la vida, a la salud y a la justicia: materias en las que el Estado venezolano sigue reprobando con calificaciones cada vez más bajas, con mayor repercusión durante este año.
En opinión del especialista del derecho, el más reciente comunicado de la CEV “fue profético y generó escozor”, tras hacer alusión al escrito de Justicia y Paz en el que advierte al Estado “que tenga cuidado en cuanto a la ejecución de medidas que puedan dar lugar a atropellos y torturas, tratos crueles e inhumanos contra las personas”.
Dos días después, recuerda el sacerdote, “agarraron a (Juan) Requesens y le dictaron auto de detención a Julio Borges. A los que se suman más de treinta autos de detención. En nuestro comunicado se le hace la advertencia además al Consejo Moral republicano de su obligación en cuanto a los derechos humanos y su deber de velar por la vigencia de tales derechos, algo que es muy importante. Tanto al defensor del pueblo como al fiscal general”.
¿Tienen comunicación directa con esas autoridades?
-Hemos tenido comunicaciones. Incluso él lo esgrimió en aquella famosa presentación de informes ante la Asamblea Nacional legítima: habló de que él tenía contacto con el Vicario (de Derechos Humanos) y que era su amigo personal.
Ciertamente nos conocemos hace mucho tiempo, cuando él era defensor de los derechos humanos, cuando era el poeta Tarek William; pero los contactos (actuales) han sido más que todo a través de escritos. Les mandamos lo que vemos en cuanto a la vulneración de los derechos en tal o cual establecimiento, sobre tal o cual persona, y ellos designan el fiscal del caso, igual con la Defensoría del Pueblo.
¿Hay receptividad real en la práctica?
En la Fiscalía han designado últimamente un fiscal que atiende los casos y lo recibe a uno de buena gana. Uno presume la buena fe…
¿La Comisión tiene previsto algún pronunciamiento con respecto al presunto intento de magnicidio?
El mismo comunicado habla del presunto atentado contra el mandatario (Nicolás Maduro).
Pero lo que pide es una investigación…
Hay muchas cosas que tienen que irse viendo. No todos confiamos, y así se desprende de la declaración de la Conferencia: que uno no confía en esta justicia. ¿Cómo se le va a pedir a la justicia nacional que investigue? Las investigaciones corresponden a las instancias internacionales. Eso saldrá…
¿Y si efectivamente se tratara de (intento de) magnicidio?
La Comisión también lo ha dicho: que se determine por los medios regulares. Primero, la condición del hecho punible; y en consecuencia la responsabilidad y culpabilidad de los agentes del acto criminal.
Que naturalmente es reprobable…
Que naturalmente es reprobable… y que apoyamos enteramente. Si se determina por los canales regulares: primero, la presencia del hecho punible, la cual no puede ser determinada porque el presidente de la República o la autoridad diga: aquí hay tal cosa. Porque ese no es el canal regular. Además, eso refleja muchísimo una condición autocrática del que gobierna y quien manda en todo.
Segundo, que después ese órgano jurisdiccional, con la presencia del Fiscal, garantice la defensa y el debido proceso.
¿Qué opina de la supuesta confesión del parlamentario?
¿Tú crees que la confesión de (Juan) Requesens sea una confesión libre? Es difícil pensar que una declaración hecha en un centro penitenciario, sin la presencia del fiscal, sea una confesión libre. Las confesiones libres son en presencia del órgano jurisdiccional y con el acompañamiento de un fiscal.
Independientemente de si fue libre o no, hay una clara falla entonces
Sí. Hay falla desde el punto de vista procesal.
Bueno, usted acumuló una rica experiencia de más de dos décadas en la materia. ¿En qué ha cambiado la situación de derechos humanos en lo que va de 2018?
Sí ha cambiado, y mucho. ¡Pero ha sido para peor, claro!
¿Algo mejoró para la Iglesia?
Ha mejorado desde el punto de vista de los procedimientos. Ocurre en el caso de Cáritas en cuestiones como la medición de la desnutrición, por ejemplo; y se ha atendido esos casos en zonas emblemáticas como Zulia, Miranda, Caracas y Vargas.
La Iglesia los ha atendido con efectividad, porque va más allá de dar las mediciones en las que establece el grado de desnutrición. Pues también apoya con los productos que recibe desde el Exterior. Esos son aspectos buenos; son luces, aspectos positivos. Pero los aspectos negativos los superan: la desnutrición es mayor, los problemas endémicos son mayores. ¡Hay sectores donde ni siquiera se puede medir!
Y afectados ahora por las lluvias
Efectivamente. Ahora mismo estamos con inundaciones: ¡hay que ver todo lo que sobreviene con eso! Vienen las enfermedades endémicas, como la malaria, que ha aumentado. También al no abrirse el canal humanitario: recibimos medicinas que nos mandan de algunas empresas y algunos países, pero es muy poca la cantidad de medicinas que mandan y no llenan las expectativas de las enfermedades en cuanto a la demanda; menos para atender de las endemias
Con respecto al canal humanitario, autoridades de Cáritas han dicho que esta vía no es una solución definitiva, sino un apoyo durante un período limitado
Porque la Iglesia no tiene el papel del Estado, que es al que le corresponde. La Iglesia es subsidiaria. ¡Pero es que la Iglesia tampoco se ve ayudada como tendría que ser, ni siquiera por las entidades!
Le doy un solo ejemplo que refleja muchos: al día de hoy, nosotros no tenemos las medicinas que llegaron de Chile, para llevarlas hasta donde más las necesitan. Nunca llegaron a nuestras manos. Entonces, uno no sabe qué se hizo con esas medicinas ni cómo se distribuyeron (¿?)
No en vano decía Benedicto XVI, que “defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta ‘goza con la verdad’ (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano”.
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico