Continuando con la metodología del Ver, Juzgar y Actuar, la segunda sesión del Congreso dio paso al Actuar con el tema: Perspectivas de futuro para la Iglesia latinoamericana a los 50 años de Medellín. Para esta presentación se tuvo como invitados a la Hna. María Cristina Robaina Pegas, STJ; el Hno. Afonso Murad, FMS; y el Pbro. Augusto Zampini del Discasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral en la Santa Sede.
La Hna. María Cristina Robaina Pegas, centró su presentación en tres aspectos fundamentales: la humanización a partir de la justicia para defender una vida digna y respetada, la conversión pastoral y ecológica, y la cultura humanizadora. Hoy se requiere tener una Iglesia en salida misionera, en movimiento hacia la periferia del propio territorio para evangelizar a todos los pueblos, afirmó. La invitación es a que propiciemos el nacimiento y la conversión de América Latina.
Por su lado, el Hno. Afonso Murad, resaltó en su ponencia que el futuro de la Iglesia latinoamericana está en atender, entre otros, los siguientes lineamientos:
- Optar por una Iglesia comunidad que evangelice en diálogo al mundo contemporáneo, asumiendo actitudes públicas de visibilidad profética que conduzcan hacia Jesús y el Reino de Dios.
- Colaborar para una sociedad inclusiva, equitativa y sostenible a través de comunicaciones horizontales, desde una pastoral que permita cultivar la dimensión comunitaria y social de la fe cristiana.
- Modificar la iniciación teológico-pastoral de la formación de los seminaristas haciendo énfasis en lo pastoral, para que sean pastores que acompañen a su pueblo para ser presencia de Dios en el mundo.
- Invertir en la formación de los laicos a partir de la enseñanza de la Palabra de Dios y de una teología viva, dándoles un mayor protagonismo en la evangelización de los pueblos.
- Dar una atención y acompañamiento especial a las nuevas generaciones de niños y jóvenes, para el futuro de la iglesia.
La sesión terminó con la presentación del Pbro. Augusto Zampini, quien definió tres signos de vida de nuestra realidad, que hay que cuidar y trabajar:
- El dinamismo de desarrollo del continente en el que la Iglesia debe expresar su testimonio y su servicio frente a la inequidad y el daño ambiental que se vive en la actualidad.
- No existe desarrollo humano sin medioambiente: todas las formas en que vivimos están conectadas con la riqueza de la biodiversidad. No se puede planear la urbe a costa de la vida humana y de la naturaleza.
- La espiritualidad como fundamento para vivir en la equidad y en el amor de Cristo.
Prensa CELAM