“Estoy muy agradecido con los peruanos, pero deseo regresar pronto a Venezuela”

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Aquí aprendí el valor del trabajo, del tiempo y del dinero

Este venezolano confiesa dificultades y clama que se mantengan las puertas abiertas en Perú. Agradece las oportunidades recibidas y los “ingresos suficientes para comer” tras huir de su nación. En ella, “estaba pasando hambre”.

“En Perú conseguí solidaridad y ayuda, pero no deja de ser difícil estar solo en un país que no es el tuyo. Doy gracias a Dios por cada abrazo peruano, porque son muchos quienes nos han tendido la mano”.

Acaba de cumplir 23 años de edad y lleva dos en tierras peruanas, donde ejerce con éxito como diseñador gráfico. Tiene sus papeles en regla y cuenta con un ingreso básico similar al de otros ciudadanos de ese país.

Pero sus inicios no fueron fáciles; pues al partir de su nación, no logró llevar consigo su título universitario ni tampoco el pasaporte, cuya mera actualización cuesta hoy una fortuna.

Su emotiva conversación con Aleteia es un desahogo en primera persona, uno en el que a ratos se le entrecorta la voz. Y se cuida de no “hablar mal” de los peruanos, porque dice que con ellos ha logrado “superar la soledad y sobrevivir”.

“Llegué huyendo de una crisis humanitaria sin precedentes en Venezuela y encontré una oportunidad para generar algo de dinero y ayudar a mi familia. Pero la realidad es muy distinta de nuestro anhelado sueño de un futuro mejor”.

“Al hacer balance de mi situación, reconozco que aquí aprendí el valor del trabajo, del tiempo y del dinero. Pues aunque estaba acostumbrado a laborar todo el día: la verdad es que acá, para un indocumentado no hay descanso. Sin embargo, quien quiere avanzar, tiene la oportunidad de hacerlo. ¡Y yo estoy agradecido!”.

Reporte Católico Laico