Iván Duque: “Si la dictadura de Venezuela no termina, la migración no se detiene”

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No cerrará las puertas a los migrantes venezolanos

Así de contundente se mostró el presidente de Colombia, Iván Duque, sobre la situación en Venezuela.

En entrevista con la BBC, Duque enfatizó, no obstante, que Colombia no apoyaba ninguna acción militar contra el gobierno de Nicolás Maduro y pidió insistir en todas las fórmulas diplomáticas para acelerar la salida del mandatario venezolano.

El jefe de Estado colombiano también dijo que su país no debería cerrarle las puertas a los migrantes venezolanos, aunque aseguró que necesitaba de la ayuda internacional para poder seguir brindándoles asistencia.

A la pregunta de si se consideraba un “títere” del expresidente Álvaro Uribe, como afirman muchos en la oposición, aseguró vehementemente que “el presidente de Colombia soy yo”.

Duque dijo que no creía que volviera a haber una guerra entre el Estado colombiano y las FARC, pero insistió en que el acuerdo de paz firmado por su antecesor, Juan Manuel Santos, no está funcionando en partes del país, y dijo que se requería enmendarlo.

Específicamente manifestó que los jefes de las FARC condenados por delitos de lesa humanidad no deberían poder competir en las elecciones hasta que no hubiesen pagado sus condenas.

A continuación BBC Mundo presenta un extracto de la entrevista, cuya versión completa fue televisada este 23 de agosto.

Empecemos con la crisis en Venezuela, una enorme catástrofe humanitaria que está teniendo repercusiones sobre toda la región. Hay personas llamándola la mayor crisis humanitaria que haya experimentado América Latina. ¿Está Colombia teniendo dificultades para afrontar esta situación?

Lo que está pasando en Venezuela es la consecuencia de una dictadura que ha descarrilado a los poderes independientes, que ha descarrilado a la libertad de prensa, que ha abusado de toda su población y que ha destruido a la economía.

Por eso hay miles de personas tratando de encontrar alguna esperanza en alguna parte y su primera opción es Colombia. Ahora tenemos más de 800.000 ciudadanos venezolanos en Colombia y tenemos que darles apoyo.

Pero necesitamos acciones más fuertes de todos los países latinoamericanos en la OEA para que podamos tener un estatus temporal de protección con el que podamos apoyar a esa población.

Vuelvo a la pregunta, ahora mismo con esas 800.000 personas, algunos dicen que ya son un millón, y podría llegar a un número mucho mayor. Ahora mismo, ¿aceptaría usted que Colombia está teniendo dificultades para afrontar la situación?

Yo creo que Colombia enfrenta una situación importante con lo que está pasando. Pero creo que debemos ser muy articulados en términos de política y en términos de solidaridad. En términos de política yo creo que estamos haciendo lo correcto, que es suministrar salud, educación, apoyo humanitario.

Y en términos de asistencia humanitaria necesitamos tener una mayor acción con la ayuda de otros países. Déjeme decirle algo, lo más importante en este momento es que si la dictadura no termina, la migración no se detiene.

Pero es que, usando todos los enfoques diplomáticos necesarios tenemos que aislar el régimen y pedir elecciones libres para que la gente vuelva a tener esperanza y regrese a Venezuela en los próximos años.

¿Está usted pidiendo un cambio de régimen en Venezuela?

Yo creo que muchos países lo están haciendo y nosotros también estamos pidiendo eso. Nosotros no hemos reconocido las más recientes elecciones en Venezuela. ¿Por qué? Porque el dictador manipuló el sistema democrático, el aparente sistema democrático, para seguir en el poder.

El gobierno colombiano no ha reconocido ese régimen y muchos países en América Latina han hecho lo mismo.

¿Puede categóricamente decirme ahora que Colombia nunca cerrará la frontera a los venezolanos?

Nosotros nunca hemos hecho eso y no deberíamos hacerlo, pero debemos afrontar el hecho de que ahora Colombia por sí misma no va a ser la solución. Nosotros necesitamos apoyo de otros países.

También tenemos que hacer un llamado a la acción internacional, a la acción internacional diplomática, que permita la salida del régimen para que pueda haber elecciones libres en Venezuela, y esas elecciones le devuelvan a la gente la confianza para regresar a Venezuela.

¿Qué tanta intervención está usted dispuesto a apoyar? El otro día usted tuvo una reunión con el secretario de defensa estadounidense, Jim Mattis, ytambién se reunió con la embajadora de Estados Unidos en la ONU, quien dijo después que “va a llegar el momento en que habrá que lidiar con Maduro”. ¿Están usted, los estadounidenses y otros hablando de una intervención directa para librarse de Maduro?

Yo nunca he hablado de acciones militares. Lo que he dicho es que tenemos que usar todas las medidas diplomáticas necesarias. El año pasado denuncié a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional con el apoyo de 76 senadores de Colombia y 50 miembros del parlamento chileno.

Ahora les estoy pidiendo a otros presidentes de América Latina que apoyen la denuncia que el secretario general de la OEA ha presentado contra Maduro.

También creo que tenemos que argumentar ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que podamos demostrar que Maduro está dando albergue a grupos terroristas colombianos.

La gente quiere saber qué va a hacer usted acerca del acuerdo de paz con las FARC al que llegó su antecesor (el expresidente Juan Manuel Santos). Usted se opuso a ese acuerdo y la gente ahora se pregunta si usted desechará ese acuerdo. ¿Lo hará?

Siempre dije que no iba a destruir el acuerdo, que tenemos que hacer las enmiendas apropiadas para que tengamos una paz duradera en Colombia.

¿Qué quiere decir eso? Que podamos ponerle fin a la expansión de cultivos ilícitos, que podamos sancionar a las personas que tienen armas ocultas o activos ocultos que deberían ser entregados para atender a las víctimas.

Y algo que también es necesario es que las personas condenadas por crímenes de lesa humanidad deberían tener que abandonar sus puestos en el Congreso mientras cumplen sus condenas, pero el partido (de las FARC) puede reemplazar esas personas para que no pierdan los escaños parlamentarios que ya tienen; eso es coherencia.

Su esfuerzo por cambiar la naturaleza del acuerdo, por modificarlo, supongo que refleja lo que sus críticos describen como su dependencia en el apoyo y el respaldo del expresidente Álvaro Uribe. Él odió ese acuerdo, continúa odiando ese acuerdo y algunos en Colombia lo ven a usted como su títere.

El presidente de Colombia soy yo. Yo fui elegido con la mayor participación electoral en la historia de Colombia y yo quiero servir a todo el pueblo colombiano.

Y lo que todo el pueblo colombiano quiere es paz duradera. Y para tener paz duradera necesitamos tener justicia y la justicia necesita la legalidad.

El International Crisis Group, un respetado grupo de consultores internacionales, dice que si usted sigue con sus esfuerzos por modificar el acuerdo, “podría desatar una renovada violencia, podría obstaculizar la extensión de la autoridad del Estado y la actividad económica legal a esas regiones rurales abandonadas hace tanto tiempo, y podría alimentar el crecimiento de grupos armados ilícitos”. Es decir, Colombia podría hundirse en la violencia que vimos antes.

Desafortunadamente, a un año y medio desde que el acuerdo se firmó, hemos visto un crecimiento exponencial en los cultivos ilícitos, hemos visto la violencia aumentar en el territorio y crear una amenaza a la población colombiana…

¿Está usted diciendo que el acuerdo de paz no está funcionando?

En algunas partes del país, no. Eso ha sido reconocido incluso por gente que apoyaba antes…

Miremos los hechos…

Déjeme, termino el argumento. Cuando vemos lo que está pasando en Colombia hoy, lo que todos queremos desesperadamente es tener una paz duradera, y para tenerla tenemos que enmendar las cosas que no están funcionando bien.

¿Cuál cree usted que es la probabilidad de que Colombia se hunda nuevamente en una guerra entre el Estado y la guerrilla de las FARC?

No veo que eso vaya a ocurrir, porque de hecho dije desde el primer día de mi gobierno, que todos los miembros de las FARC que son parte de la base de las FARC, que se han desmovilizado, que se han reinsertado (en la legalidad), les vamos a dar apoyo, les vamos ayudar a encontrar una actividad productiva, les vamos a dar asistencia sicológica, y queremos inversión social para seguir acudiendo a las regiones que han sido afectadas por la violencia. Y tenemos que cumplir esas promesas.

Usted es el más reciente presidente que llega al cargo declarando que va a enfrentar a los narcotraficantes. Dice que va a exigir más erradicación manual de cultivos, que va a regresar a la fumigación aérea. Pero todo esto ya se ha propuesto y nunca funciona en Colombia.

Lo que necesitamos tener es coherencia en la política. Esto quiere decir tener una política de Estado.

Entre 1999 y 2012, redujimos los cultivos ilícitos de 180.000 hectáreas a 50.000. Hoy tenemos más de 200.000. ¿Que debemos hacer? Tener un programa integral que incluye erradicación y sustitución pero también tiene que ver con la promoción del emprendimiento y buscar actividades productivas.

BBC

7.- 8:00 am ELMUNDODELANOTICIA.COM

 “Estoy muy agradecido con los peruanos, pero deseo regresar pronto a Venezuela”

Este venezolano confiesa dificultades y clama que se mantengan las puertas abiertas en Perú. Agradece las oportunidades recibidas y los “ingresos suficientes para comer” tras huir de su nación. En ella, “estaba pasando hambre”.

“En Perú conseguí solidaridad y ayuda, pero no deja de ser difícil estar solo en un país que no es el tuyo. Doy gracias a Dios por cada abrazo peruano, porque son muchos quienes nos han tendido la mano”.

Acaba de cumplir 23 años de edad y lleva dos en tierras peruanas, donde ejerce con éxito como diseñador gráfico. Tiene sus papeles en regla y cuenta con un ingreso básico similar al de otros ciudadanos de ese país.

Pero sus inicios no fueron fáciles; pues al partir de su nación, no logró llevar consigo su título universitario ni tampoco el pasaporte, cuya mera actualización cuesta hoy una fortuna.

Su emotiva conversación con Aleteia es un desahogo en primera persona, uno en el que a ratos se le entrecorta la voz. Y se cuida de no “hablar mal” de los peruanos, porque dice que con ellos ha logrado “superar la soledad y sobrevivir”.

“Llegué huyendo de una crisis humanitaria sin precedentes en Venezuela y encontré una oportunidad para generar algo de dinero y ayudar a mi familia. Pero la realidad es muy distinta de nuestro anhelado sueño de un futuro mejor”.

“Al hacer balance de mi situación, reconozco que aquí aprendí el valor del trabajo, del tiempo y del dinero. Pues aunque estaba acostumbrado a laborar todo el día: la verdad es que acá, para un indocumentado no hay descanso. Sin embargo, quien quiere avanzar, tiene la oportunidad de hacerlo. ¡Y yo estoy agradecido!”.

Reporte Católico Laico