Las lluvias en Bolívar desbordaron el cuarto río más largo de Sudamérica, cuyas aguas discurren principalmente por Venezuela. A su paso, ha dejado a cientos de familias dependiendo de refugios, según balance del arzobispo Ulises Gutiérrez, quien conversó con RCL sobre el trabajo que desarrolla la Iglesia.
Al menos 351 familias se han quedado fuera de sus hogares, en refugios, porque están afectadas más de 200 casas, lo que mantiene una amplia movilización de voluntarios coordinados por la Iglesia Católica en el estado Bolívar y otras regiones del oriente venezolano.
Lo afirma en conversación con Reporte Católico Laico monseñor Ulises Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar, al brindar balance de la situación que viven en la zona tras las inundaciones de los últimos días.
Explica el prelado que en la capital: ciudad Bolívar, en la rivera derecha del río Orinoco los sectores han resultado particularmente afectados. Detalla al respecto, zonas como Puerto Escondido, La Lirena, Los Coquitos y paseo Orinoco “que están totalmente inundados”.
Tras recordar que el río superó la cota de 18,34 metros sobre el nivel del mar, dijo que más que una cifra, el número representa un límite histórico, “a partir del cual todo es inundación: son viviendas que han sido construidas en el cauce del río, que hay que respetarlo”.
¿Es algo nuevo para ustedes?
En realidad no, en el sentido de que siempre ha sido la misma historia: pasan 30 años y se repite, porque el río quiere recuperar su cauce natural.
¿Qué es lo más difícil?
Duele muchísimo ver cómo la gente ha perdido sus enseres, sobre todo niños. La verdaderas consecuencias se van a ver en unos pocos días. El paludismo va a hacer estragos.
¿Cómo está ayudando la Iglesia?
A través de sus organismos de acción social, principalmente por medio de Cáritas, que está llevando alimentos gratuitos a través de las “Ollas solidarias”, el envío de alimentos y medicinas; así como las visitas que a diario realizamos en los distintos sectores.
¿Hay apoyo del gobierno?
El gobierno se ha hecho presente con bolsas de comida, pero no se dan abasto. Son al menos diez refugios los que estamos atendiendo en la medida de las limitadas posibilidades, con el apoyo de Cáritas nacional.
Sobre todo con el tema del alimento y las medicinas, que es lo que más grande; alimentos no perecederos, agua, insumos higiénicos; es decir, todo lo que es papel sanitario, aseo personal.
Sin embargo, a pesar de los grandes esfuerzos que estamos haciendo, uno ya ve a los niños con enfermedades en la piel y problemas de salud derivados.
¿Hay buena noticia en medio de la dificultad…?
Muchas. Es reconfortante ver a personas que se quedan todo un día luchando y trabajando. Hemos reclutado a un grupo significativo de voluntarios de las distintas parroquias y la solidaridad es muy grande. Nuestro pueblo es solidario.
Se afectaron zonas de familias pobres…
Sí, naturalmente, pero también todas las áreas del sector comercial, lo que también afectará a la región desde punto de vista empresarial.
El paseo Orinoco es donde están los comercios y están desalojados. Hay gente que cuida. Pero también hay gente dedicada a robar y a saquear.
¿Qué les pueden decir a quienes perdieron sus cosas… a quienes están hoy en un refugio?
Les hablamos a través de la solidaridad y con la presencia de los hermanos que es un medio de hacerles sentir que no están solos, que cuentan con nosotros ¡y es así!
Uno los ve que a pesar de las dificultades todos van sintiendo el apoyo. En este aspecto, ¡primero está Dios y por delante está la fe!
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico