Por: Antonio Pérez Esclarín
En 1874, como inicio de una serie de medidas humillantes contra el Zulia, Guzmán Blanco trasladó la aduana de Maracaibo al castillo de San Carlos, con lo que muchas familias zulianas que vivían del comercio, se arruinaron. Al año siguiente, castigó más al Zulia quitándole la aduana que la trasladó a Puerto Cabello. De hecho, Guzmán Blanco siempre trató al Zulia como tierra conquistada. Obsesionado por humillar al Zulia, lo castigó sin misericordia hasta pretender convertirlo, según sus propias palabras “en simple playa de pescadores”. En 1881, decretó caprichosamente la fusión de los Estados Falcón y Zulia, que se llamó Estado Falcón y, para humillar más a Maracaibo, nombró como capital a Capatárida, un pueblito falconiano. Los zulianos le pagaron con una férrea oposición y continuamente combatieron con vigor su despotismo y orgullo. Y se vengaron de Guzmán de un modo más sutil: respondieron a las humillaciones e injusticias con una gran vocación de empuje y trabajo que convirtió al Zulia en el Estado más esplendoroso.
Para 1890, Maracaibo contaba ya con luz eléctrica, tranvías, escuelas, un instituto de educación superior, teatro, banco, teléfonos…, cosas que hoy escasean cada vez más. El puerto de Maracaibo era el más importante de Venezuela, pues por él se exportaba el café andino, producto principal de la economía nacional en esos días. De los astilleros de Maracaibo salían barcos a recorrer los mares del mundo, y sobre las aguas del lago navegaban buques con banderas de los países comerciales más importantes.. Abundaban los clubes culturales y literarios, y en Maracaibo se editaban tres importantes periódicos. La revista “El Zulia Ilustrado” proyectaba al Zulia al mundo de las ediciones exquisitas.
Hoy se maltrata al Zulia con verdadera saña.Los últimos gobiernos han resultado incluso peores que el de Guzmán Blanco o Cipriano Castro que ordenó bombardear Maracaibo, cerró la Universidad del Zulia y le arrebató el puerto y corredor de Palmarito. Contra el maltrato y las humillaciones, el pueblo zuliano, en vez de amilanarse, respondió con firmeza aglutinando una fuerte oposición y trabajando por el esplendor de su estado. Por ello, no se entiende cómo hoy no reacciona el pueblo zuliano con el mismo vigor. Pero lo que resulta inconcebible es que haya zulianos que apoyan unas políticas que han saqueado y destruido a nuestra tierra.A pesar de ser el Estado que más ha dado a Venezuela, es posiblemente el Estado que hoy sufre mayores penurias. Es inconcebible la situación del agua, de la luz, del transporte, del hambre, del abandono generalizado. Maracaibo, parece una ciudad destruida y saqueada, hundida en basura, con multitudes que gastan su vida en colas interminables para agarrar un poco de agua, obtener algo de efectivo o comprar algún producto a precio regulado que desaparece enseguida. El espectáculo de miles de ancianos y ancianas durmiendo en la calle en colas interminables frente a los bancos para cobrar una pírica pensión, bastaría en cualquier país civilizado del mundo para cambiar de gobierno.
Es urgente que la zulianidad vuelva a expresarse como fuerza para recuperar el empuje y trabajar por la prosperidad de este Estado, tan saqueado y maltratado. ¡Es la hora de la organización y de la acción!
Antonio Pérez Esclarín
(pesclarin@gmail.com) @pesclarin www.antoniopearezesclarin.com