El Pbro. Ignacio Rodríguez valora la exhortación apostólica del Papa Francisco en vísperas del Sínodo sobre los Jóvenes
La exhortación apostólica Gaudete et Exultate -«Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12)- es la tercera del papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2018 y hecha pública el 9 de abril ese mismo año. El documento lleva por subtítulo “Sobre el llamado a la santidad en el mundo actual” con lo cual replantea a fondo ideas que resultan fundamentales a la hora de vivir la fe y practicar la caridad con la finalidad abrir, para todos los cristianos, el camino de la santidad en la vida corriente.
Aleteia consultó sobre el tema al Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en Venezuela, República Dominicana y Trinidad y Tobago desde el 2010, Pbro. Ignacio Rodríguez Mayz. La “Obra de Dios” , fundada en 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer es una institución de la Iglesia Católica cuya misión consiste en difundir el mensaje de que el trabajo y las circunstancias ordinarias son ocasión de encuentro con Dios, de servicio a los demás y de mejora de la sociedad. Su carisma es, entonces, es santificar el trabajo desde la vida ordinaria.
Nacido en Maracaibo, Estado Zulia en 1968. Joven, talentoso, elocuente, muy cercano. Se graduó de abogado “cum laude” en la Universidad Católica Andrés Bello (1990). Es doctor en Teología por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma. Fue ordenado sacerdote el año 2006 por el Obispo Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría. Desarrolló su ministerio sacerdotal sobre todo en el ámbito juvenil y universitario.
Sus comentarios sobre Gaudete et Exultate son precisos y oportunos ante la proximidad del Sínodo de los Jóvenes:
Siendo que la santidad no es exclusiva para consagrados, que perspectivas cree usted que abre la encíclica para la santificación por medio de la vida ordinaria?
– La santidad para la vida ordinaria, que el Papa Francisco ha vuelto a traer a la luz de todos a través de su última Encíclica, no hace más que recordar un mensaje que es muy claro desde el Concilio Vaticano II. Obviamente, en el Opus Dei nos sentimos muy identificados porque San Josemaría viene diciendo eso desde 1928. En aquella época lo tildaron de loco. Después, con el Vaticano II quedó como doctrina de la Iglesia. Por demás, es algo que hoy a todos los cristianos nos parece evidente. No hay que pertenecer a ninguna institución de la Iglesia Católica para tener un poquito de sentido común y saber que acercarnos a Dios significa vivir de acuerdo a Él y eso es ser santo.
_ Y cómo se logra eso?
_ En medio de las circunstancias de vida de cada quien. El que es sacerdote, como yo, pues cumpliendo con su deber. Pero no sólo nosotros, santa tiene que ser la periodista como tú y santo tiene que ser el señor que barre la calle o el que trabaja en un banco; santa tiene que ser la madre que atiende a los hijos en su hogar y santo tiene que ser el ejecutivo que trabaja en una empresa.
– Cuando uno lee en el Evangelio “Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto”, uno no puede evitar pensar que eso debe ser muy difícil…
– Ciertamente. Pero, a ver, vamos a recordar que Dios Nuestro Señor no espera de nosotros personas impecables sino seres humanos que luchen por la santidad. Porque, en el fondo, ser santos no es no equivocarse. Los humanos tenemos nuestra naturaleza débil y estamos sujetos al error. Pero lo que quiere el Señor es que reconozcamos nuestros errores, pidamos perdón y comencemos de nuevo a luchar. Y así, caernos y levantarnos una y otra vez, solo nos muestra que el Señor nos da tanta ayuda y tanta gracia que terminamos siendo lo que la gente llama santo.
_ Justamente, la idea que tenemos del santo es la de alguien que consigue no equivocarse…
_ Hay que quitarse esa idea de la cabeza. La figurita que nos hacemos de ellos a través de las imágenes en la iglesia, como dice el Papa, “la cara se estampita”, eso no. Santa es la cara de la persona que hace una fila interminable para esperar transporte pero que sabe sonreír y ser amable con el de al lado, que sabe ser honesto en su trabajo, la que sabe ser buena madre y el que sabe ser buen padre o buen profesional. Ese es el santo!. Si todo eso lo eleva a lo sobrenatural y se lo ofrece a Dios, esa es la persona que lucha por ser santo. Errores vas a cometer tú y voy a cometer yo. Pues pidamos perdón y volvamos a empezar. Y así, sin darnos cuenta, nos iremos haciendo santos, gracias a Dios.
_ No sería inspirador que nosotros acá en Venezuela tuviéramos más santos laicos, con una condición más cercana a la gente?
_ Indudablemente y por eso yo creo que hay un anhelo muy profundo en todo el pueblo venezolano y también en la Iglesia venezolana de que nuestro José Gregorio Hernández sea beatificado y canonizado.
_ Se notó claramente en la ovación impresionante en el estadio universitaro de Caracas al final de la beatificación de la Madre Carmen Rendiles…
_ No le resto ni un mérito a nuestras tres beatas, no obstante mucha gente verá eso como un ejemplo casi inalcanzable por su condición de religiosas. En cambio, un médico cualquiera, de cualquier hospital de este país, mira a José Gregorio y piensa que puede ser como él. Era médico, atendía pacientes, vivía en medio del mundo, salía a ocuparse del necesitado, rezaba como todo el mundo, era excelente científico como lo retratan todos sus biógrafos. Así que nos hacen falta muchos testimonios de santos como él.
_ Hace poco el Papa aprobó las virtudes heroicas de una muchacha española de apenas 15 años…
_ Alexia Gómez Barros, muy cercana a la formación del Opus Dei desde muy jovencita. Murió de un cáncer. El Papa está poniendo ejemplos muy cercanos a la gente común, tal vez con vistas al Sínodo de Jóvenes en Octubre. El Papa quiso a una joven y laica, estudiante. Esa es la idea del santo que tenemos que acercar a la gente. Y ese ha sido el propósito del Papa Francisco con esta exhortación.
_ Y la santidad tiene muchas dimensiones…
_ Claro, pero el Papa lo que intenta es acercar a la gente normal, a la gente común a esa Iglesia que a veces se veía un poco lejana, a esa fe que a veces se percibía inalcanzable de practicar y ni hablar de esa santidad que se apreciaba como algo del otro mundo. Volvemos a lo mismo, es la invitación a levantarte si te equivocas. Dios nos llama a ser santos.-
Reporte Católico Laico