Gratitud y alegría: son los sentimientos expresados por los chicos y chicas de Irak en respuesta a las palabras y el afecto recibido por el Papa y comunicados a ellos por un joven auditor iraquí del Sínodo, que luego regresó a su país. El joven pidió poder saludar a Francisco antes de volver a casa.
El 13 de octubre pasado, en la Casa Santa Marta, en un ambiente particularmente afectuoso, el Papa Francisco se reunió con un joven iraquí, Safa Al Abbia, auditor en el Sínodo de los jóvenes. Inmediatamente después, el joven tuvo que regresar a su país para permanecer cerca de su madre muy enferma y expresó el deseo de saludar al Papa antes de irse.
La bendición del Papa a todos los jóvenes en Irak
Francesco aceptó de inmediato y, al final del encuentro, deseándole un buen viaje, le entregó un rosario para llevárselo a su madre. También le dirigió palabras de aliento a todos los jóvenes de Irak, aconsejándoles que continuaran sin desanimarse, mirando con confianza hacia el futuro y siempre confiando en el Señor. El Papa finalmente les aseguró sus oraciones y su bendición para todas las chicas y chicos de Irak.
La gratitud de los chicos y chicas iraquíes
La atención y el afecto por parte del Papa Francisco fue lo que Safa Al Abbia difundió inmediatamente, a su regreso, entre los jóvenes cercanos a la Iglesia en Irak. Safa ha querido hacer llegar al Papa las respuestas de los jóvenes iraquíes de inmediato, en diferentes idiomas, a través de un video. Los jóvenes, junto a Mons. Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad, le agradecen y se comprometen a rezar por Francisco y asegurar su unidad con toda la Iglesia.
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