Especialistas analizaron la realidad de los pueblos amazónicos en Colombia a la luz de la Laudato Si’

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Conversatorio promovido por VNC, REPAM, CEC, FOSPA y Unisalle

Vida Nueva, junto con REPAM, la CRC, la Universidad de La Salle y FOSPA, realizó en Bogotá el conversatorio: “Ecología integral en diálogo con los pueblos amazónicos”

El espacio dio voz a distintos actores sociales y eclesiales, y permitió conocer de primera mano algunas experiencias lideradas por poblaciones indígenas y campesinas

Vida Nueva, junto con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC), la Universidad de la Salle y el Foro Social Panamazónico (FOSPA), reunió a cinco especialistas el pasado 8 de noviembre, en la ciudad de Bogotá, para abordar distintas miradas sobre la ecología integral, pero también sus grandes preocupaciones y desafíos, en el marco el conversatorio “Ecología integral en diálogo con los pueblos amazónicos”.

El espacio fue una oportunidad para escuchar voces y experiencias de líderes de la Amazonía, de la Iglesia católica, pero también de la academia, desde una puesta conjunta que toma en serio la ecología integral a la luz de la Laudato Si.

Entre los ponentes invitados estuvieron Anitalia Puache (por los pueblos indígena), Marleny Yucuma (por las comunidades campesina), monseñor Héctor Fabio Henao (director nacional de pastoral social), Germán Niño (representante de FOSPA) y el sacerdote misionero Julio Caldeira (representante de la vida consagrada).

Importancia de los saberes ancestrales

La apertura del conversatorio estuvo a cargo de Anitalia Puache, una lideresa indígena huitoto- ocaina de la comunidad indígena San José en el resguardo ticuna huitoto de Leticia en la Amazonía colombiana y quien es promotora de educación de su cabildo indígena y como miembro de la REPAM Colombia participó de la conferencia internacional Laudato Si en Roma, realizada el pasado mes de julio, como interlocutora de los pueblos indígenas.

Para la lideresa, antes de hablar de ecología integral es preciso definir qué es la madre naturaleza: “Ustedes dicen madre tierra, nosotros decimos ‘la madre’”, agregando que “son ustedes los jóvenes sobre quienes recae una gran responsabilidad, pues gran parte de cómo se ha perdido la espiritualidad de nuestros territorios nos los ha robado la educación, una educación que nos ha desligado de ese aprendizaje autóctono en nuestros espacios de aprendizaje y la conexión con nuestros mayores”.

Destacó que no debe haber una prevalencia de los epistemes occidentales, también hay que darle importancia a los saberes ancestrales amazónicos que provienen desde los mismos territorios por lo que, a su juicio, “es un gran reto no solo de la Iglesia católica, es un reto de todos nosotros. No se trata de una moda”.

Los campesinos y el cuidado de la naturaleza

¿Qué hacemos nosotros los campesinos para cuidar de esa casa bonita que nos ha regalado Dios?”, con este interrogante la lideresa campesina Marleny Yucuma, de Morelia (Caquetá), comenzó su disertación señalando que hace 18 años inició su trabajo desde la Vicaría sur de Florencia, operando en ella un cambio. Esta animadora comunitaria ha llevado procesos de empoderamiento y trabajo eclesial desde el proyecto ‘Finca amazónica’.

A través del proyecto Finca amazónica, una iniciativa experiencial de vida para el desarrollo sostenible en el cuidado de la naturaleza que funciona con base en el trabajo colaborativo, precisó que “todo ese proceso del cuidado lo estamos llevando a las escuelitas, porque ahí es donde vamos a sembrar esa semilla de vida”.

Yucuma señaló que “Finca amazónica es tener la comida alrededor de nuestra casa, producir sanamente nuestros alimentos sin necesidad de químicos, arborizar para evitar  el recalentamiento y reciclar para cuidar la naturaleza”.

El mayor desafío para los campesinos está en la defensa del agua, porque “tenemos dificultades como lo son las empresas extractivistas, las fumigaciones que está haciendo el gobierno donde haya o no haya cultivos de coca igual las hacen”.

Expresó que muchos de los campesinos tenían puestas sus esperanzas en los acuerdos de paz, pero considera que “el proceso de paz nos ha hecho callar”, sumado al problema de conflicto armado entre grupos que aún persiste, puesto que los territorios amazónicos viven bajo el yugo de la extorsión, “pero gracias a Dios, de la mano con la Iglesia, ahorita con la REPAM hemos recibido un gran apoyo y nuestra esperanza de vida”, detalló.

Políticas públicas en función de la casa común

En representación de la Iglesia colombiana estuvo monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de la Pastoral Social (Cáritas colombiana), con más de 20 años en acción continua de incidencia por la defensa de derechos humanos y la promoción de paz, quien haciendo un análisis de los paradigmas de desarrollo dominantes destacó la importancia de mirar la ecología desde el concepto que el Papa ha dado de ‘casa común’.

Recordó que desde la sociedad del consumo, pasando por un antropocentrismo destructivo, surge también la centralidad del mercado: “El mercado pasa a ser regulador de todo incluyendo las relaciones sociales” y por ello “cada vez más queda gente relegada sufriendo los impactos desmesurados del mercado.”

A partir de estas premisas, Henao señaló que el papa Francisco se ha preguntado cuál es el paradigma que puede ayudar a ordenar esa larga historia de dominación. Surge entonces la idea de construir el mundo en función de una coordinación de relaciones de distintos elementos que generen equilibrio, “de ahí es donde viene el concepto de la ecología como casa común”, precisó.

Desde la Laudato Si, explicó el presbítero, “se invita a elaborar políticas públicas en función de la casa común, que esté al servicio del equilibrio de esa casa y no de una vertiente”.

El territorio como unidad espiritual y ecológica

En torno a la dimensión social otra de las voces del conversatorio fue la de Germán Niño, quien trabaja en la corporación de investigación de acción social y representa el Foro Social Panamazónico (FOSPA). En su turno aprovechó para  compartir su experiencia de cara a los desafíos que desde la sociedad se viven en la región amazónica en Colombia.

Desde la asociación de cabildos indígenas ha desarrollado gran parte de su trabajo investigativo para entender la realidad amazónica, llegando a definir que “la Amazonía es el lugar del bien común de toda la humanidad” y para entender la ecología integral es necesario conocer “todos los elementos que hacen presencia” en el territorio.

El especialista destacó que los pueblos amazónicos se reafirman en el imperativo de la unidad. Para ellos “el territorio tiene una misma espiritualidad. Sabana y selva, por ejemplo, son una unidad, una unidad no solamente ecológica, sino espiritual”.

Frente a las amenazas que los pueblos han recibido, especialmente la Amazonía brasileña por parte del recién electo presidente Jair Bolsonaro, el académico aseguró que “sin duda los pueblos van a sufrir ante estas amenazas sobre los territorios, es necesaria la organización y la militancia para resistir”.

Iglesia en proceso de cambio

Con un efusivo “alituta” que en quechua significa “buenas noches”, Julio Caldeira, sacerdote misionero de la Consolata, oriundo de Brasil, integrante de la comisión de comunicación de la REPAM Colombia y de la comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la CRC, tuvo en sus manos el cierre del conversatorio para abordar la visión de la vida religiosa en la Amazonía.

El presbítero, quien desde hace 8 años ha desarrollado su trabajo con indígenas de la frontera colombo-ecuatoriana, afirmó que “la vida religiosa está presente desde el principio de la colonización” y “tenemos que reconocer que fue un proceso de luces, pero al mismo tiempo de muchas sombras”.

“Debemos reconocer que desde la Iglesia estamos en proceso de cambio, encaminado a construir un mundo mejor, uno donde todos necesitamos habitar”, en clara referencia a las acciones que el papa Francisco anima para una conversión personal, pero que implique también una conversión en la práctica que sin duda procura sanar esas heridas históricas.

Para el misionero, si bien muchas vidas de hombres y mujeres de Iglesia fueron ofrendadas en defensa de los derechos de los pueblos amazónicos, es preciso también mencionar esas sombras en cuanto que muchas de las congregaciones que vinieron a conquistar y civilizar lo hicieron bajo “el elemento de la cruz y espada y en ese proceso –en el que la iglesia también acompañó al conquistador– se usurparon tierras y recursos, por lo tanto se satanizaron culturas ancestrales en razón de la fe”.