No resulta fácil hablar de alegría en tiempos de crisis y aflicción. Sin embargo, el mensaje de san Pablo es claro y directo: “Estén alegres siempre en el Señor” la clave es poseer la alegría pero desde la comunión con Jesús .
El Adviento nos permite celebrar la esperanza. Esta encierra la misma alegría a la que nos invita la Palabra de Duos. Sencillamente, porque esa esperanza conlleva el camino a la plenitud del encuentro con Dios. Ese encuentro es realmente posible desde el día del nacimiento de Jesús. Con El se han cumplido las expectativas de la humanidad. Con encarnación inaugura los nuevos tiempos de la salvación que alcanza su mejor realización con la.muerte y resurrección de Jesús. El asciende a los cielos y nos atrae desde allí hacia la plenitud del encuentro con La Trinidad Santa. Así la esperanza adquiere una nueva dimensión y esta incluye la alegría.
No olvidemos que la alegría permite lo que la frase manifiesta . “Felices los que creen…” dirá la Escritura. Y en esta misma línea la fe y la esperanza se llenan de la alegría del amor. Nos enseña la Palabra de Dios que no hay mayor alegría sino la de amar y de manera total. En el Adviento y la Navidad se nos hace propicia la ocasión para hacer realidad el amor solidario y así compartir con todos de lo que tenemos. Es la mejor manera de manifestar la alegría que ha de distinguirnos.
No olvidemos lo que nos dice san Pablo: Esten alegres en el Señor
+Mario del Valle Moronta Rodríguez, Obispo de San Cristóbal.
