El Pontífice señala como primer paso para la conversión “ser personas dispuestas a ponernos en discusión” y preguntarnos “¿qué debemos hacer?” y subraya que la paz es la alegría más pequeña, “pero es alegría”.
En el tercer Domingo de Adviento, el Santo Padre se asomó desde la ventana del Palacio Apostólico para exclamar ante los fieles presentes en la Plaza de San Pedro que la liturgia de hoy “nos invita a la alegría”.
Citando la Primera Lectura, en la que el profeta Sofonías se dirige a la pequeña porción del pueblo de Israel y les dice: «¡Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel; regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén!», el Papa Francisco señaló que los habitantes de la ciudad Santa están llamados a regocijarse porque el Señor ha revocado su condena y Dios ha perdonado, ¡no ha querido castigar! – puntualizó el Papa – “porque el amor del Señor por su pueblo es incesante, comparable a la ternura del padre por sus hijos, del esposo por su esposa”.
Recordar las palabras de Sofonías en este tiempo de Navidad
Además, el Santo Padre aseguró que el profeta Sofonías cuando dice «Se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo con gritos de alegría» está haciendo un llamamiento que es “especialmente apropiado en el tiempo en que nos preparamos a la Navidad”, porque se aplica a Jesús, el Emanuel, el Dios-con-nosotros”.
El Anuncio del Ángel a María también hoy está dirigido a la Iglesia
Francisco también explicó que el Evangelio de Lucas de hoy, en el que se narra el momento de la anunciación a María: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» se trata de un anuncio “que también hoy está dirigido a la Iglesia”, llamada a acoger el Evangelio para que se haga carne, vida concreta: “Alégrate, pequeña comunidad cristiana, pobre y humilde, pero bella a mis ojos porque deseas ardientemente mi Reino, tienes hambre y sed de justicia, tejes con paciencia entramados de paz, no sigues a los poderosos de turno, sino que permaneces fielmente junto a los pobres. Y así no tienes miedo de nada, sino que tu corazón está en a la alegría”.
La paz es la alegría más pequeña, pero es alegría
El Papa puntualizó que ante la presencia del Señor, “nuestro corazón estará siempre lleno de alegría”; una alegría que puede ser “de alto nivel” cuando está llena llena o “humilde”, es decir, la de todos los días que es lo que el Papa llamó: paz. “La paz es la alegría más pequeña” dijo, pero “es alegría”.
Ante las dificultades siempre podemos dirigirnos al Señor
La seguridad de saber que el Señor jamás rechaza nuestras invocaciones, “es un gran motivo de alegría” expresó el Papa Francisco. “Ninguna preocupación, ningún temor logrará jamás quitarnos la serenidad que proviene de saber que Dios guía amorosamente nuestra vida, siempre”, incluso en medio de los problemas y los sufrimientos, “esta certeza alimenta la esperanza y el valor”.
Para alcanzar la alegría, debemos estar dispuestos a ponernos en discusión
Por último, el Papa afirmó que para acoger la invitación del Señor a la alegría, “es necesario ser personas dispuestas a ponernos en discusión”, al igual que aquellos que después de haber escuchado la predicación de Juan el Bautista, le preguntan: «¿Qué debemos hacer?». Esta pregunta – concluyó el Santo Padre – “es el primer paso para la conversión que estamos invitados a realizar en este tiempo de Adviento”.
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