Francisco González Cruz.-
Baltazar Enrique Porras Cardozo siendo monseñor y Arzobispo de Mérida documentó un posible milagro atribuido al Dr. José Gregorio Hernández, lo envió a Caracas siguiendo los pasos institucionales previstos y vivió en carne propia las dificultades que se presentan en estos procesos, sobre todo cuando la persona a elevar a los altares es un laico, que no tiene una organización de la Iglesia que se ocupe permanentemente de hacer el seguimiento necesario. Cuando ya Cardenal es designado como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas y le toca asumir el rol de postulador de la causa de beatificación de nuestro Venerable, le pone el corazón y la cabeza a ese desafío y ya vemos todo como otro ritmo se impone.
En Roma ya la Congregación para las Causas de los Santos había experimentado cambios mayores bajo el impulso del papa Francisco. Allí el cardenal Porras se ocupa de sustituir el postulador de la causa de José Gregorio Hernández, Fray Rodolfo Meoli, y coloca a Silvia Mónica Correale quien es Licenciada en Derecho graduada en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Doctora en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma y con un diploma de estudios de la Congregación para las Causas de los Santos. Es una experta en estos asuntos que ha contribuido a llevar a los altares a muchas personas tanto laicos como religiosos, empresarios y universitarios, de diversas partes del mundo, entre ellos viarios latinoamericanos.
En diversas declaraciones que ella ha ofrecido sobre lo delicado de estos procesos, se pone en evidencia que el proceso de beatificación de José Gregorio Hernández puede avanzar con vientos favorables, toda vez que ya es “Venerable” y que cumple con lo que ella dice es la primera condición: “El primer requisito es que en el pueblo de Dios haya quedado la fama de santidad de la persona”. A ella le toca continuar el trabajo previo ya realizado, pero con el nuevo impulso que le imprime el cardenal Porras.
Aquí en Venezuela el vice postulador es el padre Gerardino Barracchini González, Vicario Episcopal para la Santidad de la Arquidiócesis de Caracas, quien tiene experiencia en el trabajo con la Nunciatura Apostólica y tiene excelentes relaciones en El Vaticano. Ambos deberán procesar cerca de mil testimonios recibidos en los últimos años y los que ahora se suman, impulsados por este nuevo dinamismo que no sólo “espera” un milagro sino que los busca, como ya lo testimonió el propio Cardenal cuando se va a San Fernando de Apure a instalar el tribunal que tiene la misión de verificar la autenticidad del reciente presunto milagro del doctor José Gregorio Hernández ocurrido en esas tierras. “El caso se trató precisamente en el hospital de San Fernando de Apure con una niña de 13 años que recibió un impacto de bala, a la altura del cuello”, indicó el cardenal Porras. “Quedó en condiciones muy graves, casi de muerte. Fue operada y por los mismos médicos quedó con un pronóstico muy reservado, habiendo perdido masa encefálica y varios huesos… Sin embargo, a los pocos días, cuando van a chequear, está totalmente sana… ¡como si no tuviera absolutamente nada!”, agregó.
La beatificación del Dr. José Gregorio Hernández sería hoy para los venezolanos una verdadera bendición, pues justamente su figura venerable, su ejemplo de ciencia y bondad, su porte impecable junto a su humildad, sus condiciones de excelente ciudadano, su origen humilde en un pequeño pueblo de provincia y todas sus enormes virtudes y sobre todo el amor que se le guarda en todos los corazones, su presencia en los altares populares y familiares, en calles y avenidas, en carros y buses, es decir toda su enorme renombre , puede servirnos de base, de piso firme, para tenerlo como modelo para construir la nueva Venezuela decente y honorable que necesitamos.