El Miércoles 16 de enero los peregrinos de muchos lugares del mundo invaden las calles de la cuidad de Colón.
Atravesando toda la ciudad de extremo a extremo los peregrinos podían disfrutar de la receptividad de los panameños.
Algunos al ver pasar a tantos jóvenes de diversos países unidos por el mismo amor les gritaban: “gracias por traer bendición a nuestra tierra”.
Se visitaron algunos templos, comenzando por la Iglesia Catedral donde se celebra la Eucaristía, como en cada momento, con ese clima de catolicidad.
En la noche la jornada estuvo marcada por la alegría que los jóvenes traen desde cada uno de sus países.
Ahora bien, el jueves 17 de enero, comienza la jornada con la Santa Misa, presidida por el obispo proveniente de Angola y concelebrada por los demás obispos y sacerdotes provenientes de los demás países.
Seguidamente el obispo de Angola nos comparte una catequesis sobre el sínodo de los Jóvenes, la fe y el discerniendo vocacional. Insiste en que los jóvenes son un lugar teológico en el que hay que entrar para caminar al lado de los jóvenes en ese canino que nos conduce al Reino de los Cielos.
Necesitamos ministros que se formen para atender la realidad de los jóvenes, para entonces tener un mejor acompañamiento en la formación de la fe y el disermiento vocacional. Acompañar para descubrir quien es Jesús y a que llama a cada uno.
Hay una necesidad que los ministros de la Iglesia se preparen bien. Hay necesidad de que nuestros obispos sean santos, nuestros sacerdotes sean santos, las religiosas y religiosos sean santos, para así atraer a los jóvenes a la santidad.
La tarde estuvo cargada de música y deporte para finalizar el día a los pies de Jesús Sacramentado.
Dios ha creado un mundo sin fronteras, pero el ser humano ha decidido inventarlas.
Aún teniendo fronteras cerradas nada nos detiene para establecer lasos de hermandad entre los pueblos.
Venezuela y Colombia siempre nos hemos llamado pueblos hermanos y aunque un loco de carretera nos quiere separar hoy más que nunca seguimos unidos, echándonos la mano y luchando juntos.
Hoy el amarillo, el azul y rojo de nuestras banderas se entrelazan a los pies de Jesús Sacramentado, y desde nuestra juventud también tocamos el borde de su manto que para que nuestras hemorragias sanen y podamos caminar por las sendas de la paz.
(P. Deiby Sánchez – @pdeibysanchez )