Hablamos con Roberto, Paulina, Alberto, Adrián y Pía, algunos de los más de 200.000 peregrinos
Más de 4.700 kilómetros separan Chihuahua, al norte de México, con Panamá, que ya es la capital mundial de la juventud. Es la distancia que ha realizado Roberto, uno de los miles de jóvenes que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud en la ciudad de Centroamérica. Ha tardado cerca de 50 horas en hacer su trayecto: Chihuahua-Ciudad de México-Panamá.
Solo por una total convicción se hace un viaje de esta envergadura. Roberto viene a Panamá con el deseo de “conocer de cerca cómo viven la fe otros jóvenes” para así poder fortificar la suya. Le resultaba atractivo desde el primer momento la idea de unirse a miles de jóvenes de multitud de nacionalidades y conocer cómo son católicos en sus países, “según su cultura y su forma de vivir”. Es su primera JMJ. Por motivos económicos no pudo acudir al encuentro de Cracovia.
En Santa Fe (Argentina), Paulina vive su fe en comunidad junto a otros 70 jóvenes. Quería venir a la JMJ para hacer lo mismo que hace en su ciudad, aunque con miles de jóvenes. “En Santa Fe solo nos reunimos 70 (jóvenes) para rezar y celebrar que somos cristianos; en Panamá estaremos miles”, dice. Para ella, esta experiencia “es alucinante”.
Más cerca del Papa
Los motivos de Alberto, colombiano, para participar en la JMJ son bien distintos. “Vengo por creencia”, adelanta. El pasado año se fracturó una pierna haciendo deporte. Él siempre ha sido creyente aunque recuerda que entonces la fe le ayudó mucho. Tanto que prometió venir a la JMJ una vez recuperado de su rotura. Ha llegado junto a la hija de la persona que le cuidó durante su convalecencia. “Fue quien me animó a venir, y por ahora no me arrepiento de estar aquí”, afirma.
Solo seis de los 25 viajes que ha realizado el papa Francisco durante su pontificado han sido a Sudamérica. Por eso Adrián ha llegado a Panamá desde República Dominicana “para ver más de cerca al papa Francisco”. El objetivo: “Tener junto al Papa un encuentro más cercano con Cristo; una experiencia más espiritual”.
Pía piensa lo contrario. Para ella la presencia de Francisco, aunque es importante, resulta “secundaria”. Lo más relevante de esta JMJ es “conocer, compartir, reflexionar y celebrar” además de “tomar impulso”. Según dice, esto último es lo que más necesitan los jóvenes en la Iglesia.
Como ellos, más de 200.000 jóvenes de todo el mundo llegarán a Panamá durante estos días con diferentes motivos y excusas, aunque todos con la energía y alegría propia de la juventud. Buen ejemplo de ello pueden dar los funcionarios de aduanas del Aeropuerto de Tocumen. Y es que los jóvenes que llegan al país en avión responden a las largas colas que se forman en este lugar cantando y riendo.
Vida Nueva