El tablero se modifica con el paso de las horas. Un desarrollo complejo que ya no tiene una explicación puramente política.
Las cosas están fluyendo. Tal vez porque, por primera vez, la razón va por delante y la perseverancia le gana a la desesperación. El pueblo venezolano tiene buenas razones para ir de prisa pero, como recuerda el popular dicho “del apuro solo queda el cansancio”. Y esta sociedad se apuró mucho, apretó el acelerador, coleccionó frustraciones, lo ensayó todo y puso sus muertos. No fue en vano. Ahora, la sociedad civil, -que no estaba dormida ni de parranda- ha “despertado” asistida por la singular habilidad de poder reconocer cuando el liderazgo busca lo mismo que ella busca….y vale la pena emplearse a fondo.
Recordando la conseja “Calma y Cordura” del General Eleazar López Contreras, avezado estratega que condujo la delicada y compleja transición entre casi 30 años de autoritarismo gomecista (1908-1935) hacia el ensayo de libertad que vivió Venezuela por algunos años, ha renovado sus ánimos para seguir un guión que parece trazado por la misma Providencia. Todo va encajando y, según pasan los minutos, las brumas se despejan y se aprecia cada vez con mayor nitidez la luz que no se veía al final del túnel. La esperanza ha cuajado de nuevo.Y es que los procesos sociales no ven desenlace cuando estamos hartos, sino cuando están listos. Todo tiene su tiempo bajo el sol.
La explicación y, en consecuencia, el tratamiento del conflicto no es puramente político como ha ocurrido en distintos lugares del continente y ante crisis de distinta índole. No es gobierno contra oposición, la cosa es gobierno contra pueblo. En Venezuela estamos ante una catástrofe social. La Iglesia ha advertido acerca de la urgencia de atacar el problema humanitario, cualquiera que sea el gobierno y de manera inmediata, por encima de cualquier otra prioridad.
Ese drama social se ha exportado pesando sobre otros países y se ha desbordado tan gravemente que el mismo régimen, más allá de sus recursos coercitivos, apenas puede controlarlo. Cuba, la gran aliada, consejera y animadora de la Venezuela “revolucionaria”, no tiene experiencia en este tipo de hecatombes y luce desprovista para sacar las castañas de fuego a un Maduro disminuido y solitario.
Aún vamos dentro del túnel, eso es cierto. Pero la concertación entre el accionar de la comunidad internacional, la voz del liderazgo que dejó las estridencias subalternas y bajó el tono para dejar escuchar la del pueblo -cuyo eco es el joven político Juan Guaidó, quien ayer tuvo la audacia de jurar ante el gentío volcado a la calle como presidente interino- y el magnífico testimonio de voluntad democrática que los venezolanos dimos ayer, al unísono, en toda la geografía nacional, permiten avizorar un camino ancho y franco para este conflicto.
Guaidó no está desguarnecido de argumentos y soportes jurídicos. La Cátedra de Profesores de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela se pronunció, de manera contundente, sosteniendo dos premisas fundamentales: 1.- “El actual Tribunal de Justicia es ilegítimo, ilegal, inconstitucional y actúa parcializado al pretender desconocer la elección de la actual Junta Directiva de la legítima y constitucional Asamblea Nacional”. 2.- “No procede en Derecho calificar la designación de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional como nula o ineficaz. Por el contrario, se trata de una decisión autónoma, legítima y válida, enmarcada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en el Reglamento Interior y de Debates de la Asamblea Nacional, designada para ello por la soberanía nacional en votaciones libres, secretas, válidas, universales y directas”.
La situación es tensa. Maduro rompe relaciones diplomáticas y políticas con EEUU, mientras Guaidó las mantiene e insta a las Embajadas a desconocer cualquier disposición de personas o entidades usurpatorias, lo cual podríamos calificar en criollo como “pulseada complicada”. Y mientras Diosdado Cabello, primer vicepresidente del partido de gobierno, vocifera “el que quiera ser presidente que nos venga a buscar a Miraflores” y amenaza con cortar los servicios públicos a la embajada de EEUU en Venezuela, un hecho incontestable se impone: la oposición venezolana se fortalece en la calle y logra elevar la presión internacional.
Si bien vamos para el cuarto día de barricadas, disturbios y protestas genuinas no políticas, en las calles de Caracas, también lo es el que ayer 23E el país no estuvo en llamas, y que las imágenes de violencia que recorrieron el mundo no le hacen justicia a una marcha gigantesca, pacífica y contundente.
Después de su jura de ayer, una verdadera catarata de naciones americanas, junto a la Unión Europea, han reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y, por ende, desconocen a Maduro para continuar ejerciendo:
– Estados Unidos: “Hoy estoy reconociendo oficialmente al Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como el presidente interino de Venezuela. En su rol como única rama legítima del gobierno electa por el pueblo de Venezuela, la Asamblea Nacional invocó la Constitución Nacional para declarar ilegítimo a Nicolás Maduro y por lo tanto vacante el puesto de la presidencia…”, afirmó Donald Trump en un comunicado.
– Argentina: “Quiero expresar mi apoyo a la decisión del Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, reconociéndolo como Presidente Encargado de ese país”, escribió Macri en sus redes sociales.
– Colombia: “Colombia reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y acompaña este proceso”, expresó Duque.
– Brasil: “Daremos todo el apoyo político necesario para que el proceso siga su curso”, aseguró Bolsonaro.
– Perú: “El Gobierno del Perú reconoce y respalda al Presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, quien asumió en la fecha como Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela, ante la ilegitimidad del régimen de Nicolás Maduro”, indica un comunicado.
– Chile: “Chile reconoce a Juan Guaidó como Pdte encargado de Venezuela, y manifestamos total apoyo en su misión de recuperar la democracia, Estado de Derecho y DD.HH…”, escribió Pineña en su cuenta de Twitter.
– Paraguay: “Paraguay expresa su apoyo al presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó. Cuenten con nosotros para abrazar de nuevo la libertad y la democracia”, señaló Abdo.
Otros países que reportan al gobierno representado en el presidente de la Asamblea Nacional haber sumado su apoyo son: Costa Rica, Canadá y Ecuador.
Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, también reconoció y felicitó a Guaidó por “impulsar el retorno del país a la democracia”.
Hoy, la OEA -Organización de Estados Americanos- se reúne de manera extraordinaria para tratar sobre el caso Venezuela. La sesión fue convocada a solicitud de las misiones permanentes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos y Perú. La convocatoria emanó del Consejo Permanente y se propone analizar “los recientes acontecimientos en Venezuela”, en un momento en que se agudiza la crisis en el país. Como antecedente, Venezuela ha sido amenazada en varias ocasiones con ser expulsada de la OEA, pero hasta ahora no se ha conseguido la mayoría de dos tercios necesaria para concretar esa medida.
Guaidó tiene ante sí un desafío riesgoso a partir de ayer: subir la parada al gobierno, que es una manera muy venezolana de expresar que se debe cubrir y redoblar la apuesta. La ventaja es que tiene al país y al continente de su lado. Un país maduro y activado que administra sus fuerzas y dosifica sus miedos. El riesgo, un régimen fallido, pero aún armado. El dato lo aporta un agudo analista: “ayer en el balcón del pueblo (*) no estuvieron los militares y eso puede ser, o bien porque querían dar una imagen civil ante el mundo, o bien porque ellos no quisieron estar…pronto sabremos que ocurrió realmente, y qué significa”.
Como dicen los zamarros habitantes del Llano venezolano, amanecerá y veremos.-
(*) *El llamado “balcón del pueblo*, no es sino un balconcillo que asoma hacia la calle desde las inmediaciones del despacho presidencial en el Palacio de Miraflores. Bautizado así por Hugo Chávez, ha servido para anunciar prematuramente triunfos electorales -que luego ratifica el Consejo Electoral- y afirmar políticas populistas ante muchedumbres oficialistas, las únicas que tienen la opción de acercarse al palacio.
Reporte Católico Laico