El Niño Jesús, venerado por los feligreses en diversas advocaciones, reunió la mañana del sábado 26 de enero, a tres de ellas en el popular sector de Belén en Mérida, donde las imágenes del Santo Niño de Atocha, el Santo Niño de La Cuchilla de Zea y el Santo Niño de Cacute, se juntaron en una fiesta que se realizó entre la religiosidad popular y la indiferencia urbana.
“Belén es el sitio propicio para reunir al Niño Jesús”, expresó el Presbítero Jimmy Peña, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Belén, desde donde salió la invitación para que las otras imágenes muy veneradas en la Arquidiócesis, se trasladaran en este encuentro que convocó a cientos de devotos.
Zea se hizo presente
La devoción al Santo Niño de la Cuchilla de Zea es centenaria, refirió el párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes de Zea y Rector del Santuario que custodia la venerada imagen del Santo Niño de la Cuchilla, llamado así por que el cerrito en el que se asienta el Santuario lleva ese epónimo.
“El reencuentro de estos niños debe hacernos caer en cuenta de que es la inocencia en nuestros corazones la que hace crecer un país” afirmó el Presbítero Jesús García, “así como confían los niños en sus padres, así debemos confiar nosotros en Dios para que nos ayude a construir un mejor país”.
Esta venerada imagen fue la primera en llegar al encuentro, en la Avenida 8 con calle 18 se topó con la anfitriona, la imagen del Santo Niño de Atocha de Belén, la cual esperaba a sus pares desde muy temprano, acompañada de feligreses y amigos, que ante la mirada atónita de conductores y caminantes, permanecían en santa alegría entonando canciones y rezando el rosario.
El milagroso Niño de Cacute
El Párroco de la Inmaculada Concepción de Mucuruba el Presbítero Edwin González, acompañó a la imagen del Santo Niño de Cacute, ícono que ya suma más de 200 años de veneración y al cual se le atribuyen miles de milagros, entre ellos, el que la estatua colonial crece unos milímetros año tras año.
La anfitriona
El Santo Niño de Atocha que reposa en la Iglesia de Nuestra Señora de Belén en el centro de la ciudad de Mérida, fue la anfitriona de éste encuentro.
Esta esfinge, cuenta la tradición, llegó a la ciudad proveniente de los pueblos del sur merideños, desde donde una familia se encargó de propagar su devoción, la cual ya congrega a miles de devotos en la ciudad andina.
El vicario de esta parroquia eclesiástica, Presbítero Jymmy Peña, junto al grupo de feligreses locales, se han encargado de llevar adelante este encuentro que han convertido en fiesta, acogiendo a devotos que cámara en mano, plasman sus fotografías y elevan oraciones a las milagrosas imágenes, destacando como petición principal, el bienestar de un país que nos convoca al rescate de la libertad y la democracia.
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(Mérida / Especial).-