Un programa italiano pone el acento en jóvenes y mujeres de escasos recursos. Según pudo constatar Reporte Católico Laico, comprende 2.732 beneficiarios directos y 9.488 indirectos, 61 aliados iniciales y 28 grandes eventos.
“Se debate mucho entre Suiza e Italia acerca de quién produce el más sabroso chocolate del mundo”, pero no hay duda en que el mejor cacao del mundo es venezolano. Lo afirma el embajador de Italia en Caracas, Silvio Mignano, quien defiende el proyecto: Venezuela, tierra de cacao, un emprendimiento que se convirtió en “bola de nieve” de gran impacto social.
El diplomático detalla que la “Cámara de Comercio Italiana Venezolana con financiamiento de la Unión Europea” promovió un programa “que ha permitido la formación de emprendedores, principalmente mujeres, para crear maestros chocolateros y empresarios”, fomentando el “crecimiento de la capacidad técnica, artesanal y artística con el chocolate como un importante instrumento de crecimiento económico”.
Tras reiterar que “Venezuela produce el mejor cacao del mundo y (cuenta con) la sabiduría para transformarlo”, sostuvo que el programa de formación, que alcanza ya el primero de tres años, cuenta con el apoyo de 124 docentes y ha graduado a unas 2000 personas: 600 mujeres, más de 1000 jóvenes y 6 maestros chocolateros.
La actividad es posible gracias a una alianza con la organización no gubernamental “Trabajo y persona”, que este mes cumplió diez años de existencia. Al rente de la institución está el joven ítalo-venezolano Alejandro Marius, quien explicó sobre el proyecto, que se constituyó como uno “de tipo social para formar a damas jóvenes en zonas pobres”.
Con “Fe y Alegría”
La Iglesia Católica impulsa el programa a través de su institución de educación Fe y Alegría, la cual realiza una labor excepcional en cuanto a formación para el trabajo favoreciendo a decenas de personas con sus miles de docentes a lo largo y ancho de toda Venezuela.
Además, en regiones pobres como Petare, en el estado Miranda, se contó con el apoyo de entes como la Fundación Bigott para llevar adelante procesos formativos en beneficio de los nuevos emprendedores.
Con una inversión inicial de 200 mil euros inició el programa, a los que se sumaron 600 mil en esta nueva fase. Sin embargo, el monto es relativo porque se mide con base en el “valor oficial de la moneda” pues está afectado por la peculiar situación venezolana.
De la primera etapa surgieron grandes maestros y algunas damas conocidas a nivel internacional. Además “se creó un movimiento de empresas que ya existen” y el cacao se ha transformado con esta inversión, porque “Venezuela necesita mucho más que el petróleo: regresar al cacao y al café”, opinó Mignano.
Son 1800 familias en las que si cada una crea una empresa, tendrá al menos dos o tres que trabajen con ella, por lo que “es un movimiento social y económico de impacto considerable”.
Se ha creado un movimiento de empresas, incluida en ella a María Fernanda di Giacobbe, chocolatera venezolana directora de cacao de origen y Kakao Bombones. “Ella misma está a su vez aportando directamente tras haber creado su centro de formación en Sucre”, dijo el diplomático.
El programa involucra a 134 docentes, 600 mujeres, 1600 jóvenes, 32 medianos y pequeños productores, y 6 maestros chocolateros. La sostenibilidad está garantizada con 6 unidades de formación productivas, 6 colecciones de chocolate, un sello de reconocimiento a emprendedores y seis puntos de venta. Sin duda, ¡una dulce apuesta por Venezuela!
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico