Iglesia advierte “aumento extremo de la crisis” tras gran apagón en Venezuela

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Desmienten tesis de “sabotaje eléctrico”

Más de cinco días sin luz terminaron de colapsar a la nación, que vive protestas y también saqueos en algunas regiones del país. En medio de la oscuridad intermitente, la población clama a Dios el retorno de la luz que le quitó el gobierno de Maduro.

La grave crisis humanitaria que afrontan los venezolanos se intensificó a niveles “extremos”. Es la conclusión de los pronunciamientos de las diócesis de San Cristóbal  (Táchira – Frontera) y El Tigre (Anzoátegui – Oriente) tras el apagón que mantiene con inestabilidad eléctrica y de conectividad a casi toda Venezuela desde el pasado jueves.

En un comunicado enviado a la redacción de Aleteia, el obispo oriental José Manuel Romero recuerda que la comunidad sufre “el irrespeto a su dignidad humana, lesionándose gravemente los valores fundamentales de la democracia”, al tiempo que la población “ha estado sujeta a una creciente violencia estructural”.

Al calificar como evidente “la carencia de servicios indispensables para una vida digna, tales como agua, energía eléctrica, educación, transporte y servicios médicos”, alerta que “en los últimos 4 días estas carencias se han vuelto más extremas”.

Por su parte, el obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, señala que la Iglesia en la frontera comparte con todos los venezolanos “sus sufrimientos surgidos de una situación de iniquidad”, y coincide en afirmar que “se sigue profundizando la crisis”.

“Al hambre y a la escasez de insumos necesarios para la salud se ha unido el flagelo del llamado ‘apagón eléctrico nacional’. Las horas que éste ha durado y los continuos cortes intermitentes que le han seguido han producido graves consecuencias: además de poner en peligro las vidas de numerosos enfermos (en muchos lugares hasta ha habido muertes por esta causa), en la mayoría de los hogares se han perdido alimentos”.

Desmienten tesis de “sabotaje eléctrico”

El prelado reitera que la falta de energía ha provocado desasosiego, cierre de escuelas y fuentes de trabajo, además de desestabilizar la sana convivencia ciudadana.

También cuestiona la posición oficial de acusar un sabotaje, tesis desmentida por el experto Winston Cabas, presidente de la Asociación de Energía Eléctrica y directivo del Colegio de Ingenieros de Venezuela.

“Las explicaciones de los voceros gubernamentales no han convencido a la mayoría de los venezolanos, pues han pretendido distraer la atención con el habitual argumento de una tal guerra ‘electromagnética y cibernética’. La gente se siente cansada de tanta mentira y menosprecio a la inteligencia del pueblo”, señala Moronta.

La Iglesia en Anzoátegui agrega que se agravó un problema existente antes de la emergencia: el servicio de agua. Y es que para hacer llegar el agua a los hogares se requiere un sistema de bombeo que necesita fluido eléctrico. Por ello, el apagón dejó a las comunidades sin el vital líquido.

Recuerdan que el apagón continuado deja inoperativos los puntos de venta. Esto hace imposible el comercio habitual, pues en Venezuela se depende de los pagos electrónicos, dado que literalmente no existe la moneda en efectivo y a que su valor se pulveriza en horas debido a una hiperinflación no vista en ninguna otra región del mundo.

Por ello, es imposible para las familias comprar lo necesario para la subsistencia diaria. Y para los comerciantes, formales e informales, un duro golpe al no poder vender los productos y servicios que ofrecen, “con la amenaza adicional de perder toda la inversión en materiales perecederos” que acaban por descomponerse sin refrigeración.

Se pudren los alimentos a una población que muere de hambre

En una nación donde nueve de cada diez personas es pobre, y cuarenta de cada cien familias come de la basura, resulta un doble pecado que se pudran los alimentos en las neveras apagadas por falta de electricidad. En este aspecto, Aleteia pudo constatar las iniciales acciones de solidaridad de quienes regalaron su producción en frutas, lácteos, cárnicos y otros alimentos, perdiendo no obstante el valor invertido en producirlos.

Otro problema es la incomunicación, “pues no se cuenta con servicio de telefonía celular ni Internet para conocer sobre la situación de familiares que viven en  localidades distantes y en el extranjero”, señala la Iglesia al denunciar daños colaterales.

Conmovió sin embargo el gesto de algunos tuiteros que pusieron a disposición sus teléfonos para que venezolanos en el extranjero pudieran -al menos intentar- comunicarse con sus hogares y saber por terceros que estaban bien a pesar de la crisis.

“Enfrentamos también grandes problemas de transporte público”, a lo que se suman los traslados de personas en “cavas, gandolas y vehículos usados normalmente para llevar animales”.

Protestas y saqueos en el país

“Ante esta situación de colapso de los servicios públicos, se ha generado un sentimiento justificado de insatisfacción y el pueblo se ha volcado a las calles a protestar en reclamo de sus derechos”, indica monseñor Romero, al reportar “represión por parte de organismos policiales y detención de ciudadanos; lo que es realmente repudiable”.

Los saqueos están a la orden del día. En medio de la crisis eléctrica que mantuvo al Zulia sin luz durante más de 5 días, ocurrieron saqueos desde el domingo hasta la noche del lunes, cuando irrumpieron con violencia en supermercados, panaderías e incluso tiendas de electrodomésticos, robando todo lo que encontraban a su paso.

La Federación de Cámaras del Zulia (Fedecámaras) indicó en este aspecto que el sector económico de la alguna vez rica entidad petrolera amaneció “destrozada por acciones vandálicas que solo ayudan a incrementar la crisis económica con más escasez”.

La Iglesia Católica constata que mientras el pueblo deambula en búsqueda de medicinas y alimentos para sobrevivir, “aparece el fenómeno de la violencia”, que surge como producto de un “caldo de cultivo representado por la violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos de alimentación, salud, educación, transporte”.

Acusan a las autoridades gubernamentales de abandonar las necesidades del pueblo “para aferrarse al poder, gestando una cultura de la muerte que se corresponde con una verdadera y auténtica estructura de pecado”.

Prohíben el ingreso de alimentos de Colombia

La precaria realidad  nacional “ha llevado a las personas a buscar en los sacerdotes el apoyo moral y espiritual y estos han servido de guía para superar  dolores y angustias”. Por ello, señalan que “como pastores estamos convocados a ser agentes de comunión, llamando a la reconciliación a todos los sectores de la vida social”.

En el caso de Táchira, la fecha coincidió con la apertura de un canal peatonal en la frontera entre Colombia y Venezuela. “Afortunadamente se ha abierto un ‘camino humanitario’ para que niños y adolescentes escolares, así como enfermos necesitados de tratamiento, puedan dirigirse a Cúcuta (Colombia)”. No obstante, denuncia que a quienes de regreso traen algún alimento “se les prohíbe introducirlos al país”, lo cual “es un atentado contra el derecho fundamental a la vida y su subsistencia”.

Exige a las autoridades “terminar de abrir la frontera para el libre tránsito entre dos países hermanos. Así podrá entrar la ‘ayuda humanitaria’ que países e instituciones quieren donar a Venezuela. No hacerlo es otro atentado contra el ordenamiento jurídico constitucional, que garantiza el libre tránsito de todos los ciudadanos de y en el país”.

Agrega que “el pueblo venezolano, paciente y con su dignidad golpeada, quiere superar esta horrible pesadilla, pero sin violencia ni derramamiento de sangre”. Concluye que “la Palabra de Dios nos invita a mantenernos despiertos, a renunciar a las obras de las tinieblas y a revestirnos con las armas de la luz (Cf. Rom 13, 9-10)”, al tiempo que “reafirmamos nuestra opción por la libertad, la solidaridad y la justicia”.

Sostiene que aún cuando se ha alabado el comportamiento cívico de la ciudadanía en estos días de apagón eléctrico, “no hay que jugar con los sentimientos de la gente”, e insiste: “¿Hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia?”.

Auxilio divino

Ambos prelados encomiendan a la población a la maternal protección de la Santísima Virgen María, en la advocación de María del Táchira y la querida Virgen del Valle. Recuerdan que en Venezuela contamos “con el Santo Cristo de los Milagros de La Grita, quien escucha nuestras plegarias y nos sostiene con sus brazos amorosos”.

Carlos Zapata/Aleteia Venezuela