El Papa Francisco, después de la oración del Ángelus, se dirigió a los asistentes y les invitó a orar y a realizar gestos de paz para combatir el odio y la violencia en el mundo
Para el Santo Padre, asistimos a días donde experimentamos el dolor de las guerras y de los conflictos que “no dejan de afligir a la humanidad”.
En este contexto retoma “el dolor de las víctimas del horrible ataque contra dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda”. Así dice: “Rezo por los muertos y heridos y sus familias. Estoy cerca de esa comunidad religiosa y civil”. E invita a la oración por “nuestros hermanos musulmanes que han sido asesinados”.
El Papa Francisco finalizó su mensaje saludando a todos los presentes: “los fieles de Roma y de muchas partes del mundo. Saludo a los peregrinos de Polonia, de Valencia en España, de Cazajeiras en Brasil y de Benguela en Angola. Saludo a los grupos parroquiales de Verona, Quarto di Napoli y Castel del Piano en Perugia; a los alumnos de Corleone, a los monaguillos de Brembo en Dalmine, a la asociación “Uno a Cento” en Padua”.
Terminó sus palabras, deseando un feliz domingo a todos y con la invitación: “no olviden rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y hasta pronto!
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