Tras solidarizarse con los millones de venezolanos afectados por la crisis, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL) advierte que la administración Maduro es cada vez más totalitaria, cooptada por un pequeño grupo de intereses corporativistas que ha dilapidado escandalosamente la riqueza del país.
La actual situación de “miseria y quiebre de la institucionalidad de la democracia es éticamente intolerable y políticamente insostenible”. Lo afirma un documento emitido por Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL), al término de una reunión que incluyó a laicos, sacerdotes y jesuitas de diversas áreas profesionales y académicas para reflexionar sobre alternativas políticas a la crisis de Venezuela.
“Los millones de migrantes presentes en casi todos los países de América Latina (13% de la población venezolana) nos abren una ventana por la cual se asoma diariamente la pasión cotidiana -casi inaguantable- de la mayor parte de su pueblo”, señala el documento enviado a la redacción de Reporte Católico Laico.
Sostienen que en la actualidad, Venezuela es “un pueblo que pasa hambre, que no tiene dónde recibir atención médica, que no cuenta con los mínimos servicios públicos, que sobrevive a pesar del irrisorio valor de la paga que recibe; un pueblo que es perseguido cuando protesta, que vive múltiples formas de control social y político”.
Condenan además al gobierno de Nicolás Maduro, “ahora cuestionado en su legalidad y cada vez más totalitario, que ha sido cooptado por un pequeño grupo de intereses corporativistas y que ha dilapidado escandalosamente la riqueza del país”.
El Seminario tuvo como eje central de la discusión la tarea de clarificar los factores principales de la crisis que hoy vive el país y que afecta a la sociedad venezolana sin distinción de clases sociales, “muy particularmente a los sectores más empobrecidos”.
Las deliberaciones del grupo se centraron en tres grandes preguntas: ¿cuál es el papel de los diversos actores sociales, políticos y armados en la coyuntura venezolana?, ¿cuál es la postura de los países y bloques transnacionales de poder que inciden en la crisis del país?, ¿cuál debe ser el aporte y la ruta de actuación de la Compañía de Jesús a partir de los diversos escenarios probables?
“Régimen de facto”
En este aspecto, reiteraron que ejercen la misión de servicio en la Iglesia. “Nos sentimos plenamente expresados en la posición de nuestros hermanos obispos de Venezuela quienes, conociendo de cerca el drama del país y el sufrimiento del pueblo, afirman que ‘vivimos un régimen de facto, sin respeto a las garantías previstas en la Constitución y en los más altos principios de dignidad del pueblo… En esta crisis política, social y económica, la Asamblea Nacional, electa con el voto libre y democrático de los venezolanos, actualmente es el único órgano del poder público con legitimidad para ejercer soberanamente sus competencias’ (111ª Asamblea plenaria Conferencia Episcopal de Venezuela, enero de 2019)”.
En la “Fórmula del Instituto”, que contiene la quintaesencia de la experiencia y la inspiración de Ignacio de Loyola, se dice que la Compañía de Jesús fue fundada – entre otras misiones – para “reconciliar a los desavenidos”.
Gestos de solidaridad
Por ello, señalan, somos llamados a ser mensajeros de la reconciliación en la justicia y de la esperanza. “Para lograrlo tenemos que alcanzar una comprensión más profunda del misterio del mal en el mundo, y también del poder transformador de la misericordiosa mirada de Dios que trabaja por hacer de la humanidad una familia reconciliada y en paz” (Congregación General 36ª de la Compañía de Jesús, Decreto 1º, # 31)”.
“Por eso no nos quedamos contemplando únicamente los males, sino que también nos regocijamos con los múltiples signos de solidaridad y de generosidad que descubrimos entre el pueblo venezolano y entre nuestros pueblos hermanos, pues han alimentado la lucha y la resistencia pacífica y activa de las víctimas y sobrevivientes en ese hermano país”.
“Movidos a compasión ante el sufrimiento de tantas personas y después de analizar con profundidad la situación política, social, económica y geoestratégica de Venezuela buscando alternativas políticas a la crisis actual, los jesuitas queremos seguir:
1.- Impulsando, junto con muchas otras personas y organizaciones, alternativas políticas y de servicio que rescaten la centralidad y la dignidad inalienable de cada ser humano; y por eso rechazamos todas las formas de violar los derechos humanos, y toda manipulación del poder político que pretenda imponer un orden que no reconozca el disenso, la pluralidad, los derechos colectivos de los pueblos originarios, las libertades civiles y políticas, tal como están consagradas en la Constitución Bolivariana de 1999.
2.- Siendo solidarios y reforzar nuestro servicio y atención a los migrantes venezolanos en nuestros países, pues no solamente reconocemos su drama, sino que valorizamos su presencia y la riqueza que aportan en las sociedades que les acogen;
3.- Promoviendo, de diversas maneras, una comprensión cada vez más fina y completa de la realidad venezolana a través del trabajo de investigación, publicación, divulgación, enseñanza y formación que se realiza en nuestros diversos servicios apostólicos para contribuir a reducir la desinformación, los prejuicios y la polarización que existe en la opinión pública y generar una auténtica solidaridad.
Piden recibir a los migrantes
Por último, defienden la integración de los migrantes en diversos países del subcontinente. “Aun en los momentos en que afrontamos grandes desafíos y aparentes derrotas, seguimos soñando con ayudar a recrear un mundo diferente, porque hemos conocido “a Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar” (Efesios 3: 20)”.
Por eso, insisten, “nos mantenemos firmes, ‘calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz’ (Efesios 6: 15). (Mensaje orante para aquellos jesuitas que trabajan en zonas de guerra y conflicto, 36ª Congregación General).
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico