Se llevó a cabo del 10 al 12 de abril en Paraguay, el Encuentro que lleva por tema: “Diálogo entre pastores y políticos del cono Sur”, organizado por la Comisión Pontificia para América Latina, CAL, y el Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM. En las conclusiones, se destacó el respeto por la diversidad, y que se eviten las polarizaciones, buscando una dialéctica democrática. Y que la Iglesia permea una posibilidad de vivir y comprometerse en la vida pública y política
80 católicos con responsabilidades políticas y pastores de la Iglesia católica se reunieron en Marianella, Atyra, Paraguay. Al concluir el encuentro, el presidente de la Conferencia Episcopal de Paraguay, Mons. Adalberto Martínez Flores dijo a los presentes, que en esos tres días se pudo sentir una “unidad dentro de la diversidad por los distintos matices que representaron los participantes y sus ideas”. Asimismo, dijo que reconocen el esfuerzo del Papa Francisco, quien conoce ampliamente la cultura latinoamericana, practicas, vivencias, y en particular, nuestro sistema democrático, nos invita a “rescatar la dignidad de la política”.
También agradeció el esfuerzo y espíritu de servicio del Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y del Presidente y Vicepresidente del Pontificio Consejo Para América Latina (CAL), gracias a quienes, dijo el obispo, se ha podido concretar este encuentro tan provechoso, formativo, instructivo, diverso y plural en contenidos e ideas. También debemos rescatar el acompañamiento oportuno de las Conferencias Episcopales para la concreción de este proyecto anhelado de la Iglesia.
Más políticos que muevan sectores populares hacia grandes objetivos
Los participantes también visitaron el santuario de la Virgen de los Milagros “Tupasy Caacupé”. Allí el presidente de la Conferencia Episcopal paraguaya, recordó en su homilía, el discurso del Papa dirigido a los dirigentes políticos católicos, que deben trabajar por la unidad en la diversidad, guiados por la búsqueda y consecución del bien común de sus pueblos, como compromiso de amor al prójimo y como signo de fidelidad a Dios, el Padre de todos. El Santo Padre, dijo Mons. Martínez, les interpela: “No nos contentemos con la poquedad de la política: necesitamos dirigentes políticos capaces de movilizar vastos sectores populares en pos de grandes objetivos nacionales y latinoamericanos. Es necesario, dijo el prelado recordando las palabras del Pontífice, “una buena y noble política y de sus protagonistas hoy en América Latina”.
En consecuencia y ante este desafío recurrimos, dijo Mons. Martínez, al Magisterio del Papa Francisco para mencionar el desafío de trabajar unidos, respetando las diferencias, la pluralidad de opciones político-partidarias en pos del bien común. En esa misma línea, el Documento de Aparecida exhorta a los laicos del continente: son los que tienen que actuar a manera de fermento en la masa para construir la ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios, orientados por la Doctrina Social de la Iglesia. Por su parte, los pastores se comprometieron a llevar a cabo una catequesis social incisiva, porque “La vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en las virtudes sociales y políticas”.
La Iglesia: sal de la tierra y luz del mundo
El viernes 12, el Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano dijo que esta idea nació del Papa a raíz de un tema que el mismo propuso que es el compromiso del católico en la vida pública”. Y dijo que la participación de los presentes es muy valiosa porque la Iglesia es el cuerpo, pero compuesta de diversos miembros y cada miembro es esencial. Hemos visto a través de la intervención de cada uno aquí como la Iglesia debe ser sal de la tierra y luz en el mundo. La Iglesia no presenta una ideología, no busca crear partidos. Lo que hace la Iglesia es permear de un sentido, permear de una posibilidad nueva de vivir y de comprometernos en la vida pública y en la vida política.
Por su parte, el Dr. Guzmán Carriquiry, Secretario de la Vicepresidencia de la Pontificia Comisión para América Latina destacó que se debe respetar la diversidad de cada uno porque esa es una esencia natural del político. Lo que se debe evitar son las polarizaciones y buscar en la dialéctica democrática, por lo menos, siempre llegar hasta un punto superior de unidad. Agregó, me voy al Vaticano con una gran alegría en el corazón y queremos y exhortamos a que nos sigamos encontrando, manteniendo contactos.