“¡Venezuela en tus manos Dios mío!”: La gente reza hasta por Twitter

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Pero no hay golpe ni hay alzamiento. Es preciso entender lo que en verdad ocurre.

En medio de una situación impredecible, la gente sale a las calles a exigir “el cese de la usurpación” mientras el régimen de Maduro luce más frágil que nunca.

Desde la madrugada, Caracas es un hervidero. También otras ciudades del país. Nos despertamos, como suele ocurrir, con sorpresas que giran en redondo el escenario político, como si de una moderna armazón hidráulica se tratase. Pero había señales que predecían golpes de timón, que no de Estado.

Hace unos días, Guaidó declaró que este 1ro de Mayo no sería igual a otros, lo que catapultó las expectativas. El guion se viene siguiendo al pie de la letra, sin revelaciones que auspiciaran la fantasiosa y caprichosa especulación como ha sucedido en otras ocasiones. En eso, al menos, hemos aprendido de fallidas experiencias pasadas en nuestros intentos por recuperar la libertad. Las calles y avenidas de Caracas están repletas de gente aupando la “salida del usurpador”.

En Venezuela todo es atípico. Suenan cacerolas en los sectores más populosos de la capital al tiempo que militares leales al presidente en transición, Juan Guaidó, detienen al general que está al frente de CAVIM, el mayor parque de armamentos del país.

El ministro de la Defensa, desaparecido del mapa hace suficientes días como para levantar sospechas de todo tipo, reaparece hoy para anunciar que la fuerza armada no dudará en “defender la Constitución”. 

Está por verse si se refiere a la Carta Magna que su propio gobierno sancionó en 1999, cuya vigencia ha sido ignorada durante los siguientes diecinueve años por los presidentes a los cuales ha servido. Diosdado Cabello, hasta hoy hombre fuerte del régimen por su control sobre los cuerpos de seguridad y policía política, reconoce que el Sebin, centro de detención de opositores y oscura mazmorra de torturas, ya no responde a sus mandos.

Las papas están duras para la nomenklatura madurista. Factores clave no se pronuncian. Los argumentos son gelatinosos, como el señalamiento de haber movilizado “tropa engañada” –lo cual, por cierto, fue una denuncia del gobierno de Carlos Andrés Pérez contra Hugo Chávez y sus tenientes hace dos décadas cuando irrumpieron para derrocar la democracia- no convencen.

El general chavista gobernador del estado Vargas -litoral central- desmereció la circunstancia y un avezado tuitero se preguntó y él mismo se respondió: “¿Sí solo se alzaron un coronel, 4 oficiales y 20 efectivos como dice García Carneiro, cómo es que un ejército de 165 mil soldados no los ha sacado de allá? Es una farsa, no han actuado porque los militares se niegan a reprimir”.

Un ilocalizable Nicolás Maduro, tan inclinado a realizar cadenas radioeléctricas maratónicas, permanecía mudo, pero hace minutos reapareció con un tuit, en el que asegura: «¡Nervios de Acero! He conversado con los Comandantes de todas las REDI y ZODI del País, quienes me han manifestado su total lealtad al Pueblo, a la Constitución y a la Patria. Llamo a la máxima movilización popular para asegurar la victoria de la Paz. ¡Venceremos!»

El mejor mentís, la revelación de un ácido editor, según la cual el general Padrino, ministro de la Defensa, “está llamando personalmente a los jefes de unidades militares en todo el país para preguntarles con quién están. Las respuestas son desalentadoras para él”.

El control de lo que sigue no parece ahora estar en manos del régimen como tampoco se ve factible el hecho de que puedan recuperarlo. Hasta ahora, en pocas palabras solo ofrecen represión, una opción que se les dificultará un poco más con el paso de las horas de seguir la sangría militar y policial drenando hacia Guaidó. Las turbas oficialistas son un  instrumento del cual aún pueden, ciertamente, echar mano para desencadenar la violencia contra la población civil.

De hecho, colectivos armados recorren en estos momentos el 23 de Enero -zona popular del oeste de Caracas- amenazando a sus habitantes. “Aquí no nos la vamos a calar”… “Quienes toquen cacerola, pagarán las consecuencias.” Pasean mostrando sus armas por toda la parroquia, además de trasladar otras en bolsos según denuncias de vecinos. No obstante, cada vez hay más gente en las calles convocada por Guaidó. En contraste, un colega periodista que se aventuró cerca de palacio, nos asegura que  “en Miraflores hay apenas media cuadra de leales a Maduro”.

Mientras tanto, la gente reza hasta por tuiter. El célebre humorista venezolano Laureano Márquez escribía esta mañana: “En tus manos Dios mío, en tus manos!!!”.

Bonny Pertiñez, esposa del comisario Iván Simonovis, sometido a largos años de prisión sin una sola prueba en su contra durante el juicio más largo de la historia de este país, colocó en su cuenta: “Dios, concédenos la gracia de gozar de la libertad de los hijos de Dios en #venezuela”.

Pero también la propia Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) que por estas horas pone la “situación en las manos de Dios”.

Los pronunciamientos desde el exterior son significativos. Desde España llegan espaldarazos para Juan Guaidó y su propuesta de elecciones libres; La Casa Blanca dice seguir milimétricamente los acontecimientos en Venezuela; el Grupo de Lima ha pedido a la ONU que se movilice  y trabaje con Guaidó; Colombia ha pedido a las naciones del continente una reunión de emergencia por los sucesos en el vecino país;   México permanece “pendiente”  y, como es de suponer, Bolivia y Cuba condenan lo que han calificado “un golde de Estado en proceso” en Venezuela.

Pero no hay golpe ni hay alzamiento. Es preciso entender lo que en verdad ocurre. En estos momentos está en marcha una insurrección popular generalizada, sostenida y ahora reforzada por la presencia clara de fuerzas militares y policiales que visibilizan lo que hasta ahora era un secreto a voces: el descontento que serpenteaba  entre las filas armadas contra el régimen. Necesitaban un liderazgo, un interlocutor –antes desconocido, por atomizado y disperso, debido a una dirigencia opositora errática- y ya lo tienen, representado en Juan Guaidó.

La reacción se ha producido en esta etapa, activada como “la fase definitiva para el cese de  la usurpación, la Operación Libertad” o lo que es igual, el inicio de la consolidación del “cese de la usurpación” y el restablecimiento la democracia. El segmento del guión se ha cumplido. Lo que siga viene determinado por los manejos y desarrollos de las próximas horas.

Macky Arenas/Aleteia Venezuela