Tiroteo en frontera Colombia-Venezuela: El lucrativo negocio del contrabando

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Pese al cierre oficial de pasos, está cada vez más activa debido al indetenible flujo de migrantes venezolanos que huyen de la crisis

El negocio y el lucro ilegal imperan en ambos lados de la frontera, donde el creciente flujo de venezolanos que huyen a través de Colombia genera un comercio que incluye materia prima para el narcotráfico, la prostitución y la “compraventa de niños”.

Una nueva balacera sembró el caos en la frontera entre Colombia y Venezuela, que pese al cierre oficial de pasos, está cada vez más activa debido al indetenible flujo de migrantes venezolanos que huyen de la crisis generada por la administración de Nicolás Maduro.Dos realidades se viven en la zona. Aunque llena de controles a ambos lados del río Táchira que separa a las naciones hermanas, el negocio y el lucro ilegal son el factor común que comparten los uniformados de las dos nacionalidades. En medio, chocan bandas criminales por el monopolio absoluto de las cada vez más grandes ganancias.

“Se venden niños”

Se vende de todo… “¡Hasta niños!”, como ha denunciado Aleteia con base en reportes del Nuncio Apostólico en Venezuela y obispos de la frontera. En los cuatro puntos de paso hay uniformados con los dos acentos y culturas, pero manda la delincuencia tanto en las áreas “controladas” como en las trochas, usadas por los miles que a diario las cruzan en busca de insumos, educación, salud, o supervivencia.

Ya no son pasos silenciosos por donde algunos cobran sus vacunas o coimas al amparo de la madrugada. El exceso de población vulnerable que en su desespero se mete en las aguas hasta con sus niños de meses en brazos genera un comercio inusitado.

Insight Crime, Fundaredes y Aleteia han podido comprobar con fuentes muy acreditadas en el sitio que la zona es caldo de cultivo y fuente de “materia prima” para la mano de obra barata, la prostitución, el narcotráfico, e incluso las tareas base del “crimen organizado”.

Choque de contrabandistas

En este marco, se registró una nueva balacera en horas del mediodía del viernes, en las inmediaciones del puente internacional Simón Bolívar, ubicado entre San Antonio del Táchira y el área metropolitana de Cúcuta.

Los disparos sembraron el caos en la zona, específicamente en la trocha conocida como “La Marranera”, lo que hizo correr a los migrantes a lo largo de los 315 metros de extensión de la infraestructura, según recogió la prensa local. En el episodio resultó una mujer herida, quien sin embargo de recuperó tras ser atendida en el Hospital Universitario Erazmo Meoz.

El director de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, confirmó lo que según los pobladores “se sabía”: “Un grupo de contrabandistas por el control de estas trochas se enfrentó”, en un suceso que habría tenido como consecuencia una muerte y dos heridos, por lo que a pocos minutos del incidente fue evacuado el lugar.

“Se resguardaron con vallas blindadas”

La cifra letal pudo ser peor. Y es que la realidad es tan evidente que las vallas usadas por Migración Colombia en el sitio son blindadas. El funcionario cafetero admitió que el problema fue “complejo” durante la acción violenta, y dijo que sus trabajadores “no corrieron ningún peligro”, porque se resguardaron con las “vallas blindadas, desplegadas sobre el cruce limítrofe”.

El sendero es irregular pero totalmente permitido. Incluso, ahora cuenta con “vigilancia” colombiana, que no impide sin embargo la actuación de grupos delincuenciales.

En los alrededores del puente se escuchan los gritos de niños y adolescentes coreando: “¡Colombia sin papeles, Colombia sin papeles!”, cual contraseña para orientar a los indocumentados. Pagando, podrán cruzar en busca de un destino distinto a comer entre los desperdicios y la basura en la Venezuela del siglo XXI construida por el oficialismo en la nación sudamericana.

Las trochas están prohibidas porque son consideras grandes puertas al paso ilegal por donde se cuela el narcotráfico. Pero son cada vez más permitidas por las autoridades colombianas, bajo el argumento de “razones humanitarias”, y siguen siendo el punto de mira de uniformados venezolanos que siempre las han tenido como negocio.

No obstante, tras los cierres decretados a ambos lados del río binacional y el aumento inusitado de migrantes, la torta económica parece quedarse corta en medio de la ambición de los grupos delincuenciales que con y sin uniforme luchan por el control, arriba y debajo de los puentes.

Cinco muertes en 12 horas

Al menos cinco muertes (cuatro de ellas mujeres) se produjeron en la frontera en menos de doce horas en sucesos distintos entre el jueves y la madrugada del viernes en Ureña y La Fría (Táchira, Venezuela).

Los hechos estarían directamente relacionados “con la venta de combustible de contrabando y el control territorial” que pretenden imponer en la zona. “Dos de las féminas laboraban en una estación de gasolina”, según versiones de la prensa cafetera. Algunas de las personas asesinadas “intentaban pasar contrabando de carne de res hacia Colombia a través de una trocha, cuando fueron sorprendidos por uniformados”.

Colombia es el principal punto de partida y destino de los migrantes venezolanos. En total, 1.260.594 venezolanos residentes fueron registrados en ese país durante el primer trimestre de 2019, reportando un aumento de 85.851 personas en comparación con el último estudio, según fuentes oficiales de ese país.

De esa cifra, el 38% de los residentes permanece en tierras neogranadinas de manera ilegal, lo que le impide acceder a un trabajo formal y le hace particularmente vulnerable a xenofobia y explotación laboral. Del total de venezolanos irregulares, 346.944 ingresaron a Colombia sin autorización, la mayoría de ellos por trochas.

Carlos Zapata