Con respecto a la defensa de la vida, el presidente electo fue explícito durante el último debate televisivo mostrándose a favor de una legalización del aborto.
La Argentina acaba de elegir presidente de la Nación a Alberto Fernández, quien se impuso por 48% a 40%, aproximadamente. Al superar el 45%, no necesita segunda vuelta para confirmar su elección.
Independientemente de análisis políticos que por doquier pueden encontrarse para intentar explicar el motivo de la elección, las urgencias del nuevo gobierno pasan por la estabilidad económico y social, como hubiesen pasado cualquiera sea el color del candidato elegido.
Con una inflación por las nubes, una moneda muy endeble, una clase media muy comprometida tal como las más bajas, si se ha de llevar paz a las familias muy probablemente esa estabilización y puesta en marcha económica sea el camino por el cual iniciar.
Además, la denominada grieta se ha visto reflejada en las urnas como pocas veces: y ningún sector de ella puede gobernar haciendo de cuenta que el otro no existe. Al menos en lo retórico y formal, todos los candidatos coincidieron en la necesidad de la unidad de los argentinos para superar la crisis vigente.
Pero independientemente de esas urgencias, el resultado, por lo prometido y expresado durante la campaña por el candidato Fernández y sus allegados, permite avizorar algunos escenarios para la vida y la familia en el país, por más que, como ha de ser aclarado, Alberto Fernández no se impuso por pensar lo que piensa sobre el género y el aborto.
La perspectiva de género ya está presente en varias instituciones del Estado, incluso como política formativa para el staff, y sobre todo, en las aulas. Sin embargo, hasta el momento, sus ideas no estaban expresadas de manera explícita en ningún ministerio.
El presidente electo confirmó hace meses que estaría creando un Ministerio de la Igualdad, que en ocasiones mencionó como Ministerio de la Mujer. En los medios de prensa ha trascendido que el cargo podría ser para Victoria Donda, una de las principales promotoras de la legalización del aborto.
Una de las fundamentaciones que dio para la creación de esta nueva cartera es que, según sus palabras, “los cambios no ocurren por inercia”. “Muchas veces la igualdad no ocurre por inercia. El otro día en un discurso trataba de explicar la igualdad de género y yo me daba cuenta me estaba enredado hasta que al final les dije: ‘Miren, yo no conozco el idioma de ustedes, pero quiero lo mismo’”, fundamentó Alberto Fernández en una entrevista con el diario Página 12, refiriéndose al denominado lenguaje inclusivo, por el cual la adopción de algunas normas lingüísticas explícitamente desaconsejadas en la Real Academia Española, vehiculizarían igualdad de derechos.
Con respecto a la defensa de la vida, el presidente electo fue explícito durante el último debate televisivo mostrándose a favor de una legalización del aborto. Dentro de su gobierno muchos se han expresado en la misma línea, como la vicepresidente electa, la exmandataria, Cristina Fernández.
Pero más allá del peso evidente de su opción por el tema, el referente en temas de salud del presidente electo ha sido durante estos meses el ex ministro Ginés González García, ministro de salud entre 2002 y 2007, uno de los principales promotores del protocolo de aborto no punible, y muy activo fustigando el rechazo parlamentario del año pasado.
La legislación sobre el aborto depende del Congreso de la Nación, independientemente de la postura del presidente y de su ministro de salud, sea González García u otro con su venia. De hecho durante 2018 el ministro de salud del gobierno de Mauricio Macri se expresó y apoyó el proyecto de legalización, pero el Congreso lo terminó rechazando.
Y en el Parlamento, sería inadecuado creer que los únicos votos argentinos que representan la defensa de la vida y la familia fueron los obtenidos por José Luis Gómez Centurión, único candidato que hizo de ellos un pilar de su propuesta. Parlamentarios a favor de la vida los hay en distintas plataformas. Y la paridad parlamentaria resultado de esta última elección hace difícil que solo con disciplina partidaria pueda ser sancionada una ley de estas características.
Alberto Fernández debiera asumir la presidencia de la Nación el 10 de diciembre. Ese día comenzará a rodar una nueva etapa en la Argentina. Por lo expresado en campaña y por los pilares de algunos de los que militan en su frente, es probable que la discusión del aborto vuelva a ser protagonista en el país.
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