CUARESMA en Cuarentena

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Padre Alberto Gutiérrez

La Cuaresma busca llevarnos a una cuarentena previa a la Pascua, en la que descubramos nuestra más intima necesidad de Dios y de su Palabra.

Las 3 tentaciones de Cristo en el desierto aparecen de forma tan gráfica en medio de esta cuyuntura histórica, que parece el diseño de un retiro espiritual global.

La tentación del pan, con la prohibición y cierre de todos aquellos lugares que no sean esenciales a la alimentación y, aun esta, restringida en horarios y disponibilidad de existencias y posibilidades de adquisición de bienes, incluida la imposibilidad de la satisfacción del gusto, el tacto y la vista por la supresión del contacto social y sus expresiones más comunes.

La tentación del poder, manifestada en nuestra incapacidad de tener control de las circunstancias que nos están tocando vivir, las cuales en mucho nos resultan no sólo hartantes sino, incluso, humillantes.

Y la tentación del aparecer, del sensacionalismo, manifestada en un igualitarismo que nos descubre a todos en el mismo nivel de actuación y precariedad, aunque algunos o muchos puedan ser más víctimas que otros, todos vulnerables no sólo al virus y sus efectos,  sino también a la manipulación informativa, a la angustia, a la confusión, todos débiles y ninguno protagonista frente a la tiranía y el poder de la insignificancia de algo que ni siquiera es un ser vivo.

Definitivamente, hemos sido convocados a una Cuaresma global, a un ejercicio espiritual que ni el más hábil animador hubiese podido diseñar. Una prueba tan intensa para vivir el desierto de la Cuaresma de forma tan dramática y existencial, que por sus dimensiones, por su extensión y por su fuerza, no puede venir sino de aquel que estuvo él mismo en el desierto, y que él mismo acompaña,  observa y evalúa, en la certeza de que toda tentación en él ha sido ya vencida.

CUARESMA CON CRISTO

No debemos perder de vista esta compañía: nosotros no hacemos una Cuaresma nuestra. No estamos solos en la subida a la Pascua.

Cristo, que una vez y para siempre subió a la muerte para merecer la vida, sigue con nosotros y en nosotros el mismo camino. Hoy, con una actualidad misteriosa pero real, sufriente en nuestros sufrimientos, angustiado en nuestras angustias, se nos hace compañero de viaje, para realizar en nosotros su Cuaresma y su Pascua, la obediencia y el triunfo, la muerte y la vida.

El, perseguido por sus adversarios, incomprendido por sus discípulos, lleno de miedo y repugnancia ante la muerte, derramando su vida en una muerte trágica, para resucitar glorioso a su nueva vida de Kyrios, de Señor, triunfador ya para siempre de la muerte.

Nosotros, perseguidos por la tentación y el pecado, en choque abierto y doloroso con el mundo, la carne y el demonio, llenos de miedo ante la renuncia y el sacrificio, pero crucificados al mundo y a su mentalidad, cara a la resurrección a una vida más fuerte y vigorosa por los caminos de Dios, injertados en la vida pascual de Cristo.

No, no caminamos solos a Jerusalén, al Calvario, a la muerte y Resurrección, Cristo está en nosotros y en nosotros realiza y actualiza de nuevo el misterio, hasta que venga definitivamente y restaure todas las cosas, toda la historia, toda la vida en él.

Padre Alberto Gutiérrez