No hubo caminatas para recordar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén debido a que la pandemia del Covid-19 mantiene confinadas a las personas en sus hogares; pero se conformaron miles de “Iglesias domésticas”, y hasta un “halo solar” recordó la presencia de Dios
Este domingo de ramos, inicio de la Semana Santa, en el que se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, ocurrió un fenómeno natural, observado en casi todo el país, de acuerdo con los reportes recibidos: un inesperado halo solar. El fenómeno natural que rodeó la esfera solar generó una serie de motivaciones, dudas, miedos y explicaciones de orden científico y religioso, que se expandieron como pólvora en las redes sociales.
Explicación científica
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMEH), explicó que el inesperado fenómeno que se vivió en este inicio de Semana Santa consiste en “nubes altas, conformadas mayormente por cristales de hielo”. Ello “permiten observar en éste momento, un fenómeno óptico atmosférico conocido como Halo Solar, mediante la refracción de la luz del Astro Rey, a través de dichos cristales”. La explicación llegó a tiempo para tranquilizar a los más nerviosos que observaban el fenómeno atmosférico.
Sin embargo, la parte religiosa fue incisiva en que manifestaciones de este tipo significaban, y más en el inicio de la atípica Semana Santa, un mensaje de Dios. “¡Algo nos está diciendo el Señor!“, escribieron algunos tanto en Facebook como en Twitter.
El padre Pedro José Guerra, párroco de Jesús Obrero en Guarenas, publicó unas imágenes que cobraron gran notoriedad entre sus seguidores. Su mensaje era sencillo, pero lleno de una profunda fe: “Dios te dé su luz y puedas salir adelante“, publicó en Twitter.
La Arquidiócesis de Caracas también se hizo eco del fenómeno, publicando un video desde las afueras del Santuario Nuestra Señora de Coromoto de El Paraíso. El seguidor de su cuenta en Twitter –@BervJust– comentó: “Hermoso que Dios hoy domingo de ramos, nos mostrará una de la majestuosidad de su creación, el Sol. Gracias DIOS eres lo más grande que existe“.
Sin duda, este Domingo de Ramos ha sido algo histórico para Venezuela, pero también para la humanidad que en casi un siglo no había sufrido una pandemia que obligara a suspender o realizar a medias las actividades religiosas de estos días. No obstante, queda claro, que con el inicio de la Semana Santa 2020 queda abierto el camino para llevar a los creyentes hasta su culmen: la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
El mensaje de la Conferencia Episcopal Venezolana, dado a conocer el 30 de marzo ha sido muy claro: “Con las dificultades que podamos tener, en nuestros hogares convertidos en pequeños templos para la oración y la acogida de la Palabra, hagamos de esta Semana Santa una ocasión para crecer y fortalecernos como creyentes y ciudadanos, con la seguridad de que el Cristo de nuestra fe nos concederá la gracia de ser liberados de la pandemia del Covid-19”.
El atípico Domingo de Ramos
A lo largo de la ceremonia del Domingo de Ramos fueron recordadas estas normas para “promover que los fieles expresen con signos el sentido de victoria, recordando la entrada triunfal de Nuestro Señor a Jerusalén y a nuestras casas, como Iglesia doméstica, proclamando el pasaje del Evangelio de Mateo 21,1-11”.
El padre Teodoro Sosa, párroco de Sagrado Corazón de Jesús, que desde el 19 de marzo realiza diferentes celebraciones en una especie de “retiro espiritual” frente al templo ubicado en la urbanización Doña Menca de Leoni de Guarenas, para motivar la esperanza de la feligresía y la comunidad en general, celebró la misa en la forma más sencilla posible.
Sus palabras dejaron escuchar la expresión “iglesia doméstica”, es decir, ese refugio de fe en la familia para el encuentro con Dios, a través del compartir, la alegría y la esperanza. Además, motivó a leer la Palabra de Dios, orar en familia y ver con ojos de fe todo lo que está ocurriendo como consecuencia de esta pandemia. “¡No debemos desanimarnos, pongamos todo en las manos y en la Misericordia de Dios!”, decía Teodoro.
Acudieron algunos pocos fieles con un sencillo ramo ente sus manos. Esta vez, los “ramos de palma” que anualmente se reciben para la bendición, no fueron posible. Por eso los mismos creyentes los elaboraron con ramajes de otras plantas ornamentales y algunos adornos caseros. Con ello posteriormente darían cumplimento a una sugerencia de la iglesia diocesana: “adornen con palmas y ramas verdes la puerta principal de sus casas”. Así se simbolizaría la entrada de Jesús en cada familia, que se convierte así en la “Jerusalén” que recibió al Jesús del Evangelio.
En esta ocasión se suprimió el saludo de la paz, algo que el Padre Teodoro en una celebración normal aprovecha para brindarles aliento y mostrar su cercanía a cada feligrés. Regularmente, hasta que no le da un saludo, un abrazo, una palmada y unas palabras de consuelo a cada uno de sus feligreses, no termina el rito. No fue así, en prevención a la pandemia del Coronavirus que sacude al mundo, pero los creyentes lo entendieron y aceptaron con tranquilidad.
Ramón Antonio Pérez/Aleteia Venezuela