El objetivo que se proponen en el marco de la renovación pastoral es “hacerla crecer más, fortalecerla y profundizar su identidad eclesial”
El tema de la movilidad humana es un punto de honor para el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) dentro de su nueva estructura pastoral. Todo ello en sintonía con el pontificado de Francisco que desde su llegada al Vaticano ha tenido como bandera la cultura del encuentro. De allí que uno de los órganos ratificados en el renovado accionar de la Iglesia latinoamericana y caribeña sea la Red de migración, trata y refugio Clamor.
Desde su creación en 2016, Clamor formaba parte de una estrategia diseñada por el departamento de justicia y solidaridad del CELAM. En ese cuatrienio alcanzó significativos logros como la consolidación de capítulos nacionales en 22 países, espacios de incidencia en Naciones Unidas y la realización de un mapeo de servicios y obras eclesiales.
En este caso, la directiva, comisión reestructuradora y expertos del CELAM han decidido por unanimidad nombrar un cuerpo operativo, para ello han designado a Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán (México) como presidente y a Elvy Monzant, secretario ejecutivo. Vida Nueva ha conversado con ellos para analizar los desafíos, aún cuando el coronavirus sigue latente, sin una cura efectiva por ahora que no sea el aislamiento social.
Continuidad de las acciones
Gustavo Rodríguez fue el presidente del departamento de justicia y solidaridad del CELAM entre 2015 y 2019, por ello ha relatado que durante su gestión en ese periodo, junto a su entonces secretario ejecutivo, Elvy Monzant Árraga, impulsaron la creación de una red que enlazara a toda la gente de Iglesia de toda América Latina.
El prelado aseguró que el asunto migrantes, de refugiados y de trata de personas “está muy fuerte y grave”, por ello “pensamos que era necesario trabajar unidos”, de hecho “la convocatoria tuvo una muy buena acogida por todas las organizaciones y actores involucrados” y “gracias a la disponibilidad de obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos esto fue posible”.
“Al terminar este compromiso pensamos que esto quedaba un poco en el aire de no haber una continuidad”, relata el arzobispo mexicano en relación a esa necesidad de consolidar este espacio de encuentro y trabajo, por tanto “el CELAM, en su proceso de renovación, ha tenido a bien continuar adelante apoyando a la red Clamor y nos ha llamado para continuar adelante con esta tarea, ya no al frente de un departamento, sino al frente de esta red”.
Mandato de Cristo a la Iglesia
Si bien este nombramiento fue hecho en el marco de la reunión del CELAM para analizar la realidad migratoria de la región celebrada en el mes de marzo, Rodríguez ha asegurado que “no sabemos ahora cómo irá a desarrollarse después de este tema del coronavirus, no sabemos cómo va evolucionar”.
Sin embargo ha pedido a los actuales miembros de la red “acompañar en oración” y “sigan desde sus campos de acción, iglesias locales, apoyando en cualquier forma a cumplir con esta misión en favor de los migrantes y refugiados como mandato de Cristo a la Iglesia”.
De la nueva estructura
Elvy Monzant, tras finalizar su periodo en el CELAM en 2019, pasó a las filas de Cáritas Venezuela como responsable de migración y refugio. Ahora se convierte en el nuevo secretario ejecutivo de Clamor.
Ha indicado que junto con la presidencia y la secretaría ejecutiva de la red “se ha propuesto una comisión de tres obispos, uno por cada región, que conformarían el equipo de animación por parte del CELAM a la red clamor”. Esta decisión se llevaría al seno de la Asamblea de los obispos de mayo, pero que ante la actual coyuntura ha debido postergarse hasta nuevo aviso.
“La red Clamor a lo interno tendrá la libertad de organizar sus propias estructuras de coordinación y de animación siempre en comunión con las autoridades designadas por el CELAM”, acotó Monzant.
Profundizar la identidad eclesial
Para el laico venezolano esta decisión del CELAM “es una manera de reconocer el trabajo que se ha venido haciendo en estos cuatro años animando la red y ayudando a la Iglesia a tener un mejor servicio a los migrantes”.
El objetivo que se proponen en esta nueva etapa de Clamor es “hacerla crecer más, fortalecerla y profundizar su identidad eclesial”, en la cual “haya un mayor compromiso y participación de los obispos” para que “continúe siendo un canal de comunión para todas las obras de la Iglesia en este campo”.
Diálogo con Naciones Unidas
Entre las acciones inmediatas –toda vez que el contexto de la pandemia lo permita en el corto plazo– están un encuentro en Bogotá, inicialmente pautado para el mes de agosto, en el que convocarían a todos los representantes de las conferencias episcopales y del Dicasterio para el desarrollo humano integral del Vaticano a fin de organizar las comisiones de trabajo adaptadas a la nueva estructura.
También promoverán un diálogo con los organismos de Naciones Unidas como el Acnur (Alto comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados) y la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) en pos de sumar esfuerzos con la Iglesia para responder al llamado del papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados”.
Vida Nueva