Por Martín Fuenmayor
No hay trago más amargo o sensación tan dolorosa que afrontar una dura verdad, peor que escuchar esa verdad, es entender que lo que pensabas era cierto. Que lo que tanto pensaste no solo era imaginación tuya, si no la triste realidad.
Entonces le damos cavidad a un pensamiento erróneo, pensar en no confiar en alguna otra persona o de no entregar el corazón de nuevo.
Es claro que el dolor o la incomodidad es algo que al ser humano lo desespera, pero no entendemos que más desesperante, es lo que imaginas, te pasas días, semanas, hasta meses pensando el porqué de las cosas y dándole la vuelta al mismo asunto, en vez de preocuparte por ti.
Tú eres quien más importa en la vida, preocúpate por tu salud mental y física, no pienses tantas cosas, solo piensa que vives una vez y que cada día es un día menos y no un día más como todos dicen. Así que no dejemos perder ni un solo día sin un aprendizaje o algo positivo.
No más miedos de amar y entregar el corazón, al fin y al cabo tú, sales beneficiado porque no hay mejor sensación que sentir amor, y no solo hablo de amor de parejas, hablo de dar amor a todo al que se acerca, regalar sonrisas.
Se alguien especial con todos, muchos lo valorarán, otros tal vez no. Y esas personas que no reciban tu amor o te lastimen, son las que te harán sentir humano. Date la oportunidad de una hora de fragilidad por tu condición de humano, y después recuerda que el más importante eres tú y vuélvete a sentir bien y regalar sonrisas y ese amor del que está lleno tu corazón.
¡Al final tu recompensa viene de lo alto!
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