Padre Andrés Bravo
El profesor Van Gestel recoge en su obra “La Doctrina Social de la Iglesia”, una serie de testimonios que nos dan razón del pensamiento y la acción de los cristianos católicos en las cuestiones sociales, sobre todo en favor de la dignidad de los trabajadores y sus familias.
Existe una carta pastoral de Cardenal Arzobispo de Ruán, De Croï, muy significativa, sobre el descanso dominical, específicamente sobre el maltrato de la infancia, 1838: “¿Qué cuidados más delicados y más conmovedores podrían prodigarse a la infancia pobre y desamparada? Objeto de las más delicadas atenciones, se le han abierto en todo momento asilos y escuelas. Mas, después de estas actividades dignas de elogio, ¿cuál es, en realidad, la suerte de la infancia? Abrid los ojos y mirad: los padres y los amos piden a estas tiernas plantas que den frutos en la estación de las flores; por fatigas excesivas y prolongadas en demasía, agotan su savia naciente, contada para apenas vegetar y perecer sobre un tallo ondulante y agostado. ¡Pobres niños! Que las leyes se apresuren a extender su protección sobre vuestra existencia, y que la posteridad lea con estupefacción sobre la frente de este siglo, tan satisfecho de sí mismo: En esos días de progreso y descubrimientos se precisó una ley de hierro prohibiendo matar a los niños con el trabajo”.
No son voces sordas y solitarias, son palabras proféticas que comprometen el futuro de la sociedad y ayudan a entender el sentido de lo que, desde la Rerum novarum (1891), se desarrolla como la Doctrina Social de la Iglesia.
Padre Andrés Bravo
@joseabh
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