¿Quiénes son los jesuitas? ¿Por qué fue suprimida esta orden?

123
Restauración de la Compañía de Jesús (1814‐2014)

La extraordinaria historia de la Compañía de Jesús fundada por san Ignacio de Loyola. La Compañía de Jesús es una orden religiosa católica fundada por san Ignacio de Loyola en 1540 y aprobada por el papa Pablo III.

En los últimos tiempos, la prensa internacional ha puesto su atención en los jesuitas, como se le conoce a sus miembros, debido a que Jorge Mario Bergoglio es el primer jesuita en la historia en llegar a ser pontífice de Santa Romana Iglesia; además es el primer Papa religioso después de 182 años.

Al respecto, un dato curioso es que 16 de marzo de 2013, cuando el papa Francisco recibió en audiencia a un grupo de periodistas, contó la anécdota irónica de que después del cónclave que le eligió, un cardenal le propuso de llamarse Clemente XV “para vengarse de Clemente XIV, que había suprimido la Compañía de Jesús”.

Los jesuitas estuvieron dispersos durante cuarenta y un años. La orden fue restablecida por Pío VII el 7 de agosto de 1814.

Los religiosos sobrevivieron a la supresión de su Orden escondidos en Prusia y Rusia (y los últimos años en Italia) para luego volver a “renacer”.

La Compañía, desde la expulsión y la reconstitución, pasa por periodos, dados por la expulsión de la orden de España y sus colonias establecidas por Carlos III en 1773 y la restauración en 1814.

¿Quiénes son los Jesuitas?

La misión es la esencia del orden de los jesuitas. “Amar y servir” es su lema, que les reconoce como educadores, intelectuales y fundadores de escuelas.

Cuando nace la Compañía de Jesús (1540) ya se han descubierto los cinco continentes, así que siguiendo el ejemplo de los apóstoles, ellos se lanzan en las tierras de misión que en ese período coinciden con las colonias del imperio portugués y español.

Son misioneros enviados donde quiera el Papa. Especies raras de su tiempo, religiosos sin coro, ni claustro, misionando por el mundo.

¿Por qué fue suprimida la Compañía de Jesús?

El papa Clemente XIV, en 1773 suprimió la Compañía en todo el mundo, decisión fuertemente apoyada por las grandes potencias europeas.

Los jesuitas aceptaron la decisión del Papa sin oponerse. El General del Orden en esa época, Lorenzo Ricci, fue hecho prisionero en el Castillo de Sant Angelo hasta su muerte en 1775. Hasta ese año había cerca de 23.000 jesuitas, dirigiendo 700 colegios.

Hay varias causas que llevaron a la supresión. Los jesuitas tenían privilegios. No pagaban diezmos, tenían problemas con los obispos y otras ordenes religiosas de la época. La cercanía con el poder. La autonomía que les había dado el Papa hasta la supresión y la adaptación cultural extraordinaria en las misiones.

En este sentido, lo más controvertido para sus adversarios fueron los llamados ritos chinos y malabares (India), prohibidos por Roma. Los protestantes no les querían por su férrea defensa de la doctrina católica.

Restauración de la Compañía de Jesús (18142014)

La Compañía de Jesús fue restaurada por el papa Pío VII en su regreso a Roma en el contexto de las restauraciones políticas post-revolucionarias.

Otra curiosidad es que dos gobernantes no católicos protegieron y acogieron a los jesuitas en esos años, Federico II de Prusia y la zarina Catalina II de Rusia. Ellos no quisieron prescindir del servicio formativo de estos religiosos en sus tierras.

Los jesuitas han pasado por momentos difíciles y a veces por relaciones conflictivas con el Vaticano; la orden conserva un voto particular, el ‘cuarto’, el de la obediencia al papado.

La historia de los jesuitas tiene varios hitos, como su misión en América Latina y las primeras semillas de evangelización en Asia.

Para citar dos personajes claves de su historia, Francisco Javier, miembro fundador de la Orden, fue el primer religioso en llegar a Japón en 1549, y Matteo Ricci abrió una ventana para la evangelización de Oriente, en China desde 1582, y las secuelas de su obra se extendieron a distancia seguidas por los laicos que llevaron la fe católica a Corea al final del siglo XVI.

El renacimiento de los jesuitas

A pesar de las pasiones y odios hacía la Compañía de Jesús, la orden actualmente sigue su camino en 127 países, con casi 20.000 religiosos y una edad promedio de 55 años. Esa edad media refleja, asimismo, un envejecimiento creciente.

Los jesuitas han sido objeto de conflictos por su abrazo incondicional al Concilio Vaticano II, que luego ha sido leído ideológicamente por sus enemigos como una cercanía al comunismo.

En tiempos modernos los jesuitas han pagado los ‘platos rotos’ de su fidelidad al evangelio con la disminución de sus vocaciones y el aumento del número de jesuitas ancianos.

Pedro Arrupe, propósito general de los jesuitas desde 1965 a 1983 tuvo la difícil tarea de guiar la Compañía y pacificar las relaciones con los papas Pablo VI y Juan Pablo II en respuesta a la adhesión apasionada de la Orden al Concilio Vaticano II y la defensa de los pobres ‘sospechosa’ de armonizar con el marxismo.

El compromiso social de los jesuitas en América Latina les llevó a la persecución, la excarcelación y al asesinato. Como ha sido el caso de Ignacio Ellacuría en el Salvador en 1989.

¿Cuál es la misión de los Jesuitas hoy?

Los jesuitas son enviados a las fronteras de la soledad y la exclusión social moderna. Según indica la Congregación general de 2008 [1], en este nuevo mundo ellos se proponen “construir un futuro en solidaridad”.

Su preocupación es por los “marginados y excluidos”. Ante la globalización y los mercados internacionales, se empeñan en proteger las identidades locales y particulares de las comunidades locales.

Fieles a su misión inicial buscan servir en la “fe, promover la justicia y dialogar con la cultura y otras religiones” a la “luz del mandato apostólico de establecer relaciones justas con Dios, con los demás, y con la creación”.

Ary Waldir Ramos Díaz/Aleteia Team 

Síguenos por  Instagran y Twitter como @lagreydigital y en Telegran: La Grey Digital