La democracia es quizás el sistema político que mejor conviene a nuestra sociedad venezolana, por ello luchamos y trabajamos. Pero no es el más perfecto, debemos estar siempre creando y recreando la nueva sociedad, abiertos a los valores de todos, siempre que contribuyan al crecimiento integral y solidario de la persona humana en su dimensión individual y comunitaria. Jamás conformarnos con lo que somos.
La historia se construye cuando no nos gusta el presente y apuntamos hacia lo mejor. Tenemos vocación de eternidad, necesitamos caminos largos, autopistas de nos conduzcan lejos, no callejones que no nos permiten crecer y andar más allá. Siempre actuando, siempre buscando la mejor sociedad. Tampoco nos dejemos engañar por espejismos que nos hacen o voltear la historia guiados por ideologías que nos encierran en nosotros mismos o nos encierran en sistemas opresores.
La libertad es el valor importante, pero no único ni absoluto. La libertad debe ser compartida, en comunidad. Por eso exige responsabilidad ante la convivencia pacífica, justa y fraterna.
Hoy la Iglesia Venezolana nos desafía ante la responsabilidad de la evangelización de la Venezuela actual: “Ayudar a construir y consolidar la democracia, promoviendo la participación y organización ciudadana, así como el fortalecimiento de la sociedad civil” (CPV, CIGNS 153). Pero, para lograrlo se necesita promover la práctica de la honestidad y el mantenimiento del diálogo constructivo, siempre abierto a la nueva sociedad, no a quedarnos como estamos ni volver a vivir como antes. Siempre hacia lo mejor para el desarrollo humano integral en fraternidad.
@joseabh
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