Un trino del primer mandatario fue motivo para demandarlo por “violar libertad de culto y el principio de separación entre la religión y el Estado”
Un trino del presidente de Colombia, Iván Duque, publicado el pasado 9 de julio con motivo de los 101 años del reconocimiento de la Virgen de Chiquinquirá como patrona del país, ha desatado una nueva controversia tras una tutela interpuesta por el abogado Víctor David Aucenón, quien demandó al primer mandatario por “violar libertad de culto y el principio de separación entre la religión y el Estado” amparados por la Constitución.
A propósito de esto, los obispos de la provincia ecleasiástica de Tunja, sede del templo de Chinquiquirá, han salido al paso para expresar su respaldo al Presidente por manifestar su públicamente su devoción mariana, al respecto se preguntan: “¿No pueden ejercer sus propios derechos y libertades de conciencia y de cultos? ¿No es ésta una discriminación y exclusión de ciertas personas, sólo por razón de sus cargos, del ejercicio de sus derechos fundamentales?”
Maniobra política
Los prelados han asegurado que esto responde a una maniobra de los adversarios políticos de Duque, pues responde a un “clima de polarización y antagonismo político” que “sigue afectando al país, atizado por viejos odios sectarios que se oponen a la búsqueda de la paz y de la reconciliación”.
De hecho han esgrimido que “la Constitución de 1991 habla de un Estado laico, pero eso no quiere decir que sea un Estado indiferente y mucho menos ateo”, por tanto advierten que “hay una tendencia que viene de dos siglos atrás, que se ha venido acentuando en nuestra cultura Occidental” para propiciar “un ambiente de relativismo moral y de libre pensamiento, en el que desaparecen las fronteras entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira”.
Un pésimo precedente
Además los prelados han recordado que la devoción por la Chiquinquirá lleva centurias, ha sido venerada por dos Papas (San Juan Pablo II y Francisco) en sus visitas al país y “ha representado para el pueblo colombiano, un referente de primer orden en la construcción de identidad cultural y de consolidación de la fe cristiana”.
“Consideramos que este hecho, siembra un pésimo precedente y corrobora la descomposición que se respira en muchos círculos del poder, pero sobre todo, debe invitarnos a nosotros, creyentes comprometidos, a vivir con mayor convicción nuestra fe, a expresarla con plena libertad”, acotaron.
Vida Nueva
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