“Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. XXI Domingo Ordinario

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Nunca tenemos cerrada y completa nuestra experiencia de fe

El Padre Francisco Díaz SJ comparte su comentario del Evangelio del domingo 23 de agosto (Mateo 16,13-20) que relata la profesión de fe de Pedro: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

El Evangelio de Mateo fue escrito para judíos convertidos que habitaban en la región de la Galilea y de Siria. Estas comunidades sufrían persecución debido a su fe en Jesús. Por eso se escondían o mantenían su fe en secreto. En este ambiente, Jesús quiere saber qué piensan acerca de Él. Pedro toma la palabra y, en nombre de los discípulos, realiza una profesión de fe diciendo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

El Evangelio quiere animar a los que sufren y confirmar en la fe a los que dudan. Esto lo logra por medio de la figura de Pedro, uno de los personajes más completos y mejor caracterizado en los Evangelios con quien podemos identificarnos. Es Pedro quien está dispuesto a dar la vida por su Señor, pero en ocasiones es débil y temeroso. Pedro, quién debe ser piedra sólida y líder de la comunidad, experimenta momentos gloriosos en su camino discipular, pero también es a quien se le pide que no dude y que tenga fe.

En medio de los peligros y de sus incertezas, Pedro realiza su profesión de fe y así anima a otros discípulos y conforta a los que sufren persecución. Amparados bajo el ejemplo de Pedro, te pregunto: ¿quién es Jesucristo para ti? Te invito a que tu oración estos días sea precisamente esa respuesta que brote de tu corazón.

Vatican News

Nunca tenemos cerrada y completa nuestra experiencia de fe

Los seres humanos solemos percibir la realidad desde nuestras expectativas, necesidades, situaciones personales, formación cultural y religiosa, vivencias y experiencias, intereses…

Estos son nuestros filtros, conscientes o inconscientes. Y Jesús quiere hacer un «feedback», una valoración de lo que la gente ha podido captar de sus palabras y obras, qué les ha quedado de todo su empeño misionero.

Es una tarea necesaria siempre, y en los agentes de pastoral también. El balance que le presentan sus discípulos no es alentador. Ya algunos grupos judíos han empezado a tomar distancia de  Jesús, decepcionados cuando no escandalizados. La «gente» no anda demasiado desencaminada, pero su percepción del Maestro es muy incompleta. A partir de aquí Jesús cambiará de «estrategia» para pasar a centrarse casi exclusivamente en el grupo de sus discípulos.

     Pero también quiere sondearles a ellos. La pregunta no se dirige al terreno intelectual o teológico: ¿Qué habéis percibido de mí en el trato personal, qué ha supuesto para vosotros el seguirme, el escucharme, el estar conmigo…? ¿En qué habéis cambiado personalmente, cómo estoy influyendo en  vuestras vidas. Digamos que es una pregunta «existencial», que solo uno mismo puede responder, y para la que no hay respuestas hechas.

    Pedro se adelanta a responder a modo de portavoz de todo el grupo y hace toda una declaración breve, pero profunda sobre Jesús: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Es una respuesta bastante más completa que la que dieron en la barca, después de la tempestad. Y esa declaración de fe será el cimiento, la piedra, sobre la que Jesús levantará su futura Iglesia («mi Iglesia»). Pero hay que decir que, a pesar de la bienaventuranza de Jesús dirigida a Pedro… su confesión necesita ser purificada. Su concepto de «Mesías» habrá de modificarse mucho a partir de la experiencia pascual (el fracaso, el rechazo, la cruz y la resurrección), dejando a un lado muchas connotaciones y expectativas que no coinciden con el proyecto de Jesús. De ahí que les mande silencio sobre ese título. Y ciertamente ningún apóstol puede atreverse a “atar y desatar” como el mayordomo de la primera lectura.

    Nunca tenemos cerrada y completa nuestra experiencia de fe. Lo que «decimos» de Jesús tiene que seguir madurando. Lo que digamos ha de ser experiencia personal vivida. Y la fe eclesial/comunitaria de los apóstoles y la revelación progresiva de Dios (ni la carne ni la sangre) lo irán haciendo posible… si no nos encerramos en nuestras ideas y subjetivismos personales. Nuestra fe es siempre eclesial/comunitaria, aun cuando sea (debe serlo) personal.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf