El Obispo de Córdoba en España, Mons. Demetrio Fernández, aseguró que “la vida consagrada hace brillar el amor más grande de Dios por sus hijos”, en su carta semanal escrita por la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada el próximo 2 de febrero.
En el texto titulado “Parábola de fraternidad en un mundo dividido”, el Prelado recordó que esta es la 25° Jornada Mundial de la Vida Consagrada y que esta celebración fue instituida por el Papa San Juan Pablo II.
El Obispo recordó que los consagrados, en cualquiera de las formas de vida a la que han sido llamados, han recibido “una llamada, una vocación del Señor a seguirle de cerca en la vivencia de los consejos evangélicos, es decir, en la vivencia del estilo de Jesús de manera incluso palpable” con un “amor indiviso a Cristo esposo y en entrega fraterna hasta dar la vida por los hermanos”.
Mons. Fernández dijo que actualmente “son muchas las divisiones que nos acechan a nivel mundial y a nivel cercano: disensiones, guerras, envidias, injusticias de todo tipo, explotaciones y esclavitudes; pobrezas todas que proceden de una injusticia radical, que tiene su origen en el pecado”.
“La vida consagrada tiene este precioso papel de presentar una humanidad nueva, una nueva forma de vivir, imitando a Jesucristo casto, pobre y obediente. En esa actitud de despojamiento de todo para que brille palpablemente Dios y sus planes de salvación, de amor al hombre”.
El Obispo resaltó que el “mundo tiene arreglo, las grandes tensiones del mundo tienen arreglo” con la “revolución del amor, en donde uno no busca su propio interés, sino la gloria de Dios y el bien de los demás”.
“Esa civilización del amor, esa revolución de amor, esa, incluso, explosión del amor se encarna visiblemente en la vida consagrada, que rompe todos los esquemas del mundo, todos los intereses egoístas, y se pone a amar gratuitamente”.
El Prelado destacó que “en el campo de la oración y de la beneficencia, en el campo de la salud y de la educación, en el campo de la emigración, de la trata de personas y especialmente mujeres, en la atención a los ancianos y a los pobres. En todos esos mundos la vida consagrada hace brillar el amor más grande de Dios por sus hijos. No digamos en las zonas de misión”.
El Obispo de Córdoba agradeció a todos los que han respondido con un sí al Señor y alentó a dar gracias a Dios por ellos. “Qué sería de la Iglesia si no contara con todas estas personas. Valoremos en este día y siempre la Vida consagrada, son un bien para todos”, concluyó.
ACI Prensa
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