La basílica de la Sagrada Familia en Barcelona pone en valor especialmente la figura del padre adoptivo de Jesús en su programa iconográfico. Un símbolo real de la importancia que siempre mantuvo en la construcción del santuario ya desde la génesis del proyecto
La figura de José, reconocida por su dulzura, su valor y su fidelidad a Jesús y María, siempre ha inspirado a los artistas. En España, Gaudí le ofreció un lugar de honor en la realización de la Sagrada Familia. Su presencia es omnipresente en la hoy basílica, tanto en el interior como en el exterior. Con motivo del año especial dedicado a san José, proclamado por el papa Francisco, Aleteia les propone observar mejor el templo más célebre de España para descubrir en él la presencia de este santo que continúa inspirándonos día tras día.
La construcción empezó el día de la Fiesta de San José
El 19 de marzo de 1882 fue el día escogido para poner la primera piedra de una nueva iglesia en el corazón de la ciudad de Barcelona. Una consagración que no debía nada al azar. Dedicada a la Sagrada Familia, la iglesia fue un encargo de la asociación de los devotos de san José. Este proyecto empezó a tomar una dimensión inesperada con la llegada de un joven arquitecto: Antoni Gaudí. Gaudí sabía desde el principio que nunca vería el final de la obra, aunque los documentos, obras e indicaciones que dejó permitirían proseguir la construcción de la iglesia. Tras su muerte, varios arquitectos le sucedieron para lograr ofrecer al mundo un edificio finalmente completo. Su conclusión está prevista para 2026, con motivo del centenario de la muerte de Gaudí, aunque la pandemia obligará a revisar los plazos.
Una capilla dedicada a San José
La capilla central de la Sagrada Familia es en cierto modo el punto de partida de la aventura de Gaudí. Dedicada a san José, no estaba terminada aún cuando Gaudí tomó el relevo de los trabajos del santuario después del arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano. Gaudí intentó entonces terminarla rápidamente para celebrar su inauguración el 19 de marzo de 1885, día de san José. A partir de este momento, redefinió la iglesia y propuso sus primeros planos, ¡que no tenían nada que ver con el proyecto inicial!
Una estatua de San José desaparecida
Entre 1884 y 1885, cuando Gaudí terminaba la capilla de San José, pidió al escultor Maximí Sala Sánchez construir una estatua del santo para colocar en su interior. Sin embargo, en 1936, una parte de la capilla fue incendiada durante la Guerra Civil española. La estatua de san José no se libró y desaparecería para siempre.
San José homenajeado en el Pórtico principal
La basílica, consagrada a la Sagrada Familia, ofrece, como es natural, un lugar de honor a las tres personas que la componen. En la fachada del Nacimiento, los tres portales están dedicados a Jesús, a la Virgen María y a san José. Una virtud va asociada a cada uno de ellos. La Caridad para Jesús, la Esperanza para la Virgen y la Fe para José. En lo alto de la fachada, el monograma de José está coronado con un bastón florido compuesto de lirios. El lirio se asocia a menudo a José y simboliza su pureza y su abandono a la divina Providencia.
Diez representaciones de San José en la fachada
Además del portal en su honor, san José está por todas partes y se incluye también en los portales de Jesús y María. Así, se le distingue en la escena de la Presentación de Jesús en el templo, mientras mira al sacerdote bendecir al recién nacido o, acompañado de María, con mirada sorprendida, cuando encuentra a Jesús predicando en el templo ante doctores de la ley. Más lejos, se ve a Jesús niño presentando una paloma herida a José. En el portal central, José está presente, por supuesto, durante la Natividad y durante la coronación de la Virgen. En total, se pueden contabilizar diez representaciones de san José en la fachada principal. Una presencia notable que da fe del lugar eminente que siempre tuvo en el programa iconográfico concebido por Gaudí.
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