El Papa Francisco alentó a difundir en todo el mundo la devoción a la Divina Misericordia con ocasión del 90º aniversario de la primera revelación de Jesús a Santa Faustina Kowalska, que ocurrió el 22 de febrero de 1931 en la habitación de la religiosa en el convento de Płock (Polonia).
Así lo dijo el Santo Padre en una carta al Obispo de Płock, Mons. Piotr Libera, con la cual expresó su cercanía espiritual a los fieles que festejan este aniversario.
En la misiva, el Pontífice compartió la alegría de la Iglesia en Płock y animó a que “este evento particular sea conocido en todo el mundo y permanezca vivo en el corazón de los fieles”.
Además, el Santo Padre recordó las palabras que Santa Faustina recibió de Jesús y que escribió en su diario: “La humanidad no encontrará paz, hasta que no recurra con confianza a mi misericordia”.
En esta línea, el Papa animó a todos los fieles a “pedir a Cristo el don de la misericordia” y a tener “el valor de volver a Jesús, de encontrar su amor y misericordia en los sacramentos” para experimentar “su cercanía y ternura” para ser “más capaces de misericordia, paciencia, perdón y caridad”.
Finalmente, el Santo Padre destacó en la carta que San Juan Pablo II, apóstol de la misericordia, deseó que todos los habitantes de la tierra conocieran el mensaje del Amor misericordioso de Dios.
Para ello citó las palabras del Papa polaco pronunciadas en 2002 durante una visita a su tierra natal: “Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia”, porque “en la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad”.
En este sentido, el Papa Francisco saludó al finalizar el Ángelus dominical del 21 de febrero a los fieles polacos y recordó que el Santuario de Płock, en Polonia, “donde hace noventa años el Señor Jesús se manifestó a Santa Faustina Kowalska, confiandole un mensaje especial de la Divina Misericordia”.
El Pontífice subrayó que “a través de San Juan Pablo II, ese mensaje llegó a todo el mundo” y añadió que el mensaje de la Divina Misericordia “no es otro que el Evangelio de Jesucristo, que murió y resucitó de entre los muertos, quien nos da la misericordia del Padre”.
“Abramos a Él nuestro corazón, diciendo con fe: Jesús, en Ti confío”, invitó el Santo Padre.
ACI Prensa
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