Gustavo Ocando Yamarte, Sacerdote

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Mons. Gustavo Ocando Yamarte con Juan Pablo II

por el Padre José Andrés Bravo H.

Hoy la vida de un gran sacerdote, como la de Mons. Gustavo Ocando Yamarte, nos invita a reflexionar sobre el sentido de la historia y su proyección hacia la eternidad. Gustavo fue una persona que no pasaba desapercibida ni para los menos enterados.

Unos lo adversaron y otros lo siguieron y amaron, jamás lo ignoraron. Sus obras culturales y sociales, de inspiración cristiana, con una profunda dimensión de la trascendencia, son invarolables. Desde que yo era seminarista lo observaba con admiración y respeto. Sin embargo, siempre presente y cercano.

Le escuchaba casi con veneración. Para un pueblerino como yo, Gustavo era muy grande. A él y a muchos otros grandes Sacerdotes de Maracaibo y Venezuela, les debo mi formación. Nos hicieron firmes, disciplinados, estudiosos, entregados, piadosos, para enfrentar al mundo con las armas del Evangelio. Ante cualquier duda, estaban siempre ahí para preguntarles con confianza. Crecí como Sacerdote con el modelo de estos pastores y maestros.

Pero también nos enseñaron a ser nosotros mismos, no se trata de copiar sus estilos, sino de aprender a ser auténticos Sacerdotes de Cristo. Nos enseñaron a ser nosotros mismos con el cumplimiento de nuestra misión en la Iglesia.

Gustavo, así lo llamo porque fue maestro y amigo, en todo momento, cuando compartía sus ideas y actuaciones, y cuando no estaba de acuerdo con él. Fue firme y fuerte en defender sus ideas, pero las discutíamos. Luego, como un hermano mayor, me orientaba. Muchas veces me consultaba y muchas más veces lo hacía yo.

Recuerdo con agrado que cuando yo quería escribir sobre algún tema acudía a él. En esas ocasiones siempre salía con muchas ideas, con mucho entusiasmo, con muchos textos y muy valorado. Es mi humilde experiencia con quien hoy de verdad es Sacerdote Eterno.

Gracias Gustavo por ser mi hermano mayor, Sacerdote. No sabes lo contento que estaba cuando me regalaste una de tus obras con una dedicatoria que aprendí de memoria: “Para Andrés, mi hermano Sacerdote y mi compañero en la inquietud intelectual”. Hasta la eternidad.

@joseabh

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