“Oro a Dios para que me ayude”. Esta es la oración de Marisela Silva, una madre Wayuu de 31 años de edad, oriunda de Guarero, municipio Guajira. Padece de desnutrición aguda por falta de alimentos en su hogar.
Aseguró a Fe y Alegría Noticias que no recibe ayuda de los entes gubernamentales, situación que la obliga salir de casa en casa a pedir comida para sus dos hijos y para ella misma.
Marisela viven en una casa de barro que no cuenta con servicio eléctrico y el agua que consumen es de los pozos artesanales. Tiene a su cargo sus dos hijos, tienen entre 6 y 7 años de edad.
La mujer apenas pesa unos 30 kilos. “Yo quiero que me ayuden con mis hijos, a veces salgo a pedir comida y la gente me ayuda pero no estoy bien de salud. Tengo un hijo estudiando y se va a la escuela sin comer porque no tenga nada que darle”, cuenta.
Esta mujer wayuu se aferra a Dios porque cada día el hambre se adueña de su casa. “A veces pasamos días tomando agua porque mis pies no dan para caminar”.
Así como la historia de Marisela hay cientos de casos de desnutrición, de marginalidad, de pobreza y de desesperanza en esta región indígena zuliana.
El gobierno local dice distribuir más de 20 mil bolsas de Mercal para las familias más vulnerables pero esto parece que no alcanza para todos. Mientras tanto el hambre sigue atacando a los niños, ancianos y a las mujeres.
Sobre todo a estas últimas que no tendrán motivos para celebrar este 8 de marzo el día de la mujer.
En este municipio fronterizo los padres de familia hacen maniobras para llevar el sustento de sus hogares y la indolencia parece reinar.
Fe y Alegría Noticias
Síguenos por Instagram, Facebook y Twitter como @lagreydigital y en Telegram: La Grey Digital