Vestidos de diseñadores, sacos, ropa de niños, zapatos, accesorios, juguetes, adornos y un sinfín de cosas que pueden servir para la vida diaria son algunos de los elementos que el zuliano puede adquirir en “El Ropero”, compras que ayudarían a generar fondos para las cirugías, consultas y gastos médicos de los más de 100 niños que atienden anualmente en el Hogar Clínica San Rafael.
En esta tienda de ropa en buen estado o sin uso se encuentran prendas desde dos a 15 dólares. “El Ropero” cuenta con más de 20 años de existencia, por tanto, tiene dos décadas ayudando a quien lo necesita.
“El ropero tiene unos 20 años. Las personas empezaron a donar ropa y se decidió sacar un rack frente al cafetín y la ropa se vendió. Así fue creciendo y se recibían nuevos ingresos”, narró la colaboradora Yaissy Romero.
La voluntaria explicó que el dinero que se recolecta con las actividades o con lo generado en el ropero, siempre es para ayudar al hogar. “En un principio, para los niños que debían ser operados pero adicionales se pagan consultas, exámenes médicos, medicinas o pasajes”, agregó.
Esta historia también es contada por una de sus fundadoras, María Tedesco de Cafoncelli, una italiana que con amor recordó cómo en 1995 nació la loable labor que mantiene hasta la actualidad.“El padre decía cuando hacía la misa que trajeran ropa en buen estado y limpia que estamos haciendo un ropero para la gente que no puede ir a la boutique. Siempre se ha vendido y viene gente. Se ve cuánta gente dona”, comentó.
Tedesco enfatizó que le gusta colaborar en “El Ropero” “porque estoy entretenida ayudando a la gente”.
“Gracias a Dios siempre nos ayudan. Hay mucha gente caritativa. La ropa es buena. La mala la descartamos, si toca lavar o arreglar lo hacemos. Esperamos estar acá hasta que el cuerpo nos soporte”, agregó.
La tienda, ubicada cerca del estacionamiento del hogar, abre de lunes a viernes entre las 8:30 a.m. y 12:00 m.
“El concepto de ´El ropero´ no solamente es de venta, sino que todas las donaciones van a tener algo que va a beneficiar a alguien. Acá llegan niños con sus mamás que no tienen para vestirse y se les ayuda. Es una cadena de favores, es decir, recibir y dar”, explicó Vilma Rincón, coordinadora del voluntariado.
Romero reiteró la idea planteada por Rincón. “Acá vienen muchos niños con pocos recursos económicos que llevan esperando mucho tiempo por una operación. Para nosotros, más que estar en la tendencia de la moda, aprovechamos la oportunidad que se nos presentó para dar una doble función. Ayudar a quienes no tienen la posibilidad económica y brindar ofertas para la comunidad en general”, refirió.
La voluntaria argumentó que reciben todo tipo de donaciones “porque cada artículo que llega está destinado para alguien porque sabemos que a cualquiera le puede hacer falta”.
En el caso de las medicinas van destinadas al departamento de farmacia o los juguetes para dárselos a los niños y hacerlos felices.
“Tenemos un departamento para donar a los niños y adultos de pocos recursos que no tienen para comprar. Acá nadie sale con las manos vacías. Se les ayuda con zapatos, juguetes y su comida”, puntualizó Rincón.
Roberth Arámbulo / Versión Final
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