Este 13 de febrero se cumplen 18 años de la muerte de una de las videntes de Nuestra Señora de Fátima, la Sierva de Dios Hermana María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, más conocida como Sor Lucía.
En la Misa que se celebró el año pasado en el Santuario de Fátima, en Portugal, el rector, P. Carlos Cabecinhas, recordó a Sor Lucía y pidió rezar por el avance de su proceso de canonización.
El sacerdote destacó el “ejemplo iluminador” de confianza en Dios y la vivencia de las bienaventuranzas por parte de los pastorcitos Francisco, Jacinta y Lucía, los tres videntes de Fátima.
“Ellos también eran pobres, pasaron por pruebas, lloraron en las dificultades, sintieron la persecución y se confiaron totalmente a las manos de Dios. Siempre han encontrado refugio en Dios, a través del Inmaculado Corazón de María”, resaltó el rector.
“Las bienaventuranzas son la proclamación del primado del lugar único que Dios debe ocupar en nuestra vida y son, por tanto, una invitación a preguntarnos por el lugar que le damos en nuestra vida cotidiana”, afirmó.
“Nuestra Señora es el ejemplo perfecto de esta bienaventuranza de quien da a Dios el primer lugar. Es feliz, como la proclamó Isabel en la visitación, porque creyó y confió en Dios; escuchando, meditando y viviendo la Palabra de Dios; porque siempre contó con Él durante toda su vida”, aseguró el rector del Santuario de Fátima.
Lucía Rosa dos Santos nació en Aljustrel (Portugal), el 28 de marzo de 1907, y fue bautizada dos días después. En sus Memorias relata que en 1915 tuvo por primera vez visiones de una especie de nube con forma humana, en tres ocasiones, cuando estaba con otros amigos.
Desde el año siguiente, Lucía y sus primos, los santos Francisco y Jacinta Marto, recibieron las manifestaciones del Ángel de Portugal.
El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se apareció a los tres pastorcitos y, a partir de entonces, sus vidas se transformaron por completo. Los niños aceptaron el llamado de Nuestra Señora, comenzaron a rezar el Rosario diariamente, a hacer penitencias por los pecadores y, durante seis meses, siempre el día 13, asistieron al lugar donde la Virgen se les había aparecido.
Lucía, Francisco y Jacinta fueron constantemente cuestionados sobre lo que vieron y acusados de mentir e inventar eventos. Sin embargo, nada de esto desanimó la fe de esos niños, que se mantuvieron firmes en su amor por Dios y a Nuestra Señora.
Después de la última aparición del 13 de octubre de 1917, Lucía se retiró al Asilo de Vilar, por consejo del Obispo de Leiria (Portugal), Mons. José Alves Correia da Silva, comenzando así una vida retirada del mundo.
El 5 de enero de 1922 escribió el primer relato de las apariciones, y el 8 de julio de 1924 respondió, en Oporto, al interrogatorio oficial de la Comisión Canónica Diocesana designada por Mons. José Alves Correia da Silva sobre los acontecimientos de Fátima.
ACI Prena
Síguenos en Twitter como @lagreydigital y Telegram: La Grey Digital