Cuando alguien tiene un dolor, o se toma algo para calmarlo, si es muy fuerte, tal vez va al médico, pero sabe que algo está pasando en su organismo se mueve. No pasa lo mismo con la salud mental, tan importante como la física. A veces ni nos damos cuenta de alertas de problemas que tienen que ver con la salud mental. Y no es de extrañar que, en medio de una emergencia humanitaria compleja, ya con unos cuantos años de duración, con una inflación que pulveriza salarios ya bajos para la mayoría, los malos y a veces inexistentes servicios públicos – ¿tiene agua todos los días? ¿No se la ha ido la electricidad este mes? – y añada el tema de la gasolina – país petrolero, sin combustible, día y noche en cola, ¡esto es increíble – no nos puede extrañar, repito, que nuestra salud mental, ande mal. Mal humor, cansancio, angustia, pagarla con el que tenemos más cerca, desánimo… son algunos síntomas.
Nos vamos a permitir, sin ser psicóloga, ni psiquiatra, dar algunos consejos para contribuir a mantener o mejorar nuestra salud mental. Aquí van las siete erres que puede aplicar y de paso, son gratis.
Comencemos por la “r” de respirar. La respiración profunda, calmada, sosteniendo el oxígeno al menos 4 segundos cuando se inhala por la nariz, y luego exhala por la boca, ayuda a calmarnos, a recuperar concentración, a ver mejor las cosas. Conviene hacer varias veces al día, y mínimo 10 veces en cada ocasión. Respirar profundo desintoxica nuestro cuerpo, disminuye la sobreactivación producida por el estrés y la ansiedad.
Sigamos con relajarse. Es verdad que la respiración ayuda a relajarse, pero hay otras maneras: si usted es de las personas que trabaja frente a una computadora, conviene pararse, dar una vuelta, tomar un poco de agua, escuchar música… Así como en el aula, conviene cada hora o cada 45 minutos un poco de receso, también los adultos lo necesitamos, sea cual sea muestra ocupación.
Recordar anécdotas bonitas del día, o otros días, ayuda a tener mejor sueño y a reconciliarse con uno mismo. Incorpore otra erre que se une a esta: recupere aprendizajes de problemas que haya solucionado de manera satisfactoria, ello aumenta su autoestima, su capacidad de resilencia, es muy útil.
Reúnase, con sus amistades de siempre, con la familia que todavía le queda en Venezuela, mejor si es presencial mejor, pero si no se puede, aunque sea on line, o llámeles por teléfono, no se contente con un mensajito. El aislamiento no ayuda a la salud mental. Siempre podrá encontrar una excusa para ir de visita o invitar a alguien a una café. Conocemos grupos de exalumnas de colegios católicos que lo practican y siempre salen tan contentas de esas reuniones. Con sus compañeros de trabajo también se pueden tener reuniones que no sea para hablar de “trabajo”. Reúnase también con sus vecinos para organizar cosas buenas para la comunidad.
Recurra a otros si necesita ayuda. Hay gente que cree que buscar ayuda es señal de debilidad. Nada de eso, es señal de inteligencia, se reconoce que de algo no se sabe o que el problema se le escapa y decide recurrir a ese compañero que sabe de tecnología más que usted, o alguien que puede servir de puente para un cupo en un colegio, o alguien que le preste dinero para una emergencia… El fundador de Fe y Alegría, el padre José María Vélaz, decía que hay más gente buena que mala, y a veces hace falta que se le ofrezca la oportunidad de hacer el bien.
Recrearse es también muy importante. Cultive el equilibrio entre trabajo y descanso. Hay diversas maneras de recrearse: bailar así sea sólo, leer un buen libro, ver una película en familia, juegos de mesa con los hijos, cantar, hacer ejercicio, pero hay que desconectarse del trabajo y del teléfono también.
Reconozca las cosas buenas que tienen o hacen los demás. Incorpórese a la AAM: Asociación de la Alabanza Mutua – no de la adulancia que es horrible – es que tiene como principios practicar la crítica y la autocrítica, y la alabanza y a la autoalabanza, jajaja. Vea lo bueno que hace o tiene el otro, aunque usted no le sepa su nombre, y dígaselo, verá cómo consigue una sonrisa en el otro. Regale flores pues. Aproveche y regale buenos deseos. La gente de “psicología positiva” suele decir que el estímulo positivo es más efectivo que el negativo. ¿A quién no le agrada una flor?
Ría y sonría. Incluso si es usted frente al espejo. Pruebe cada mañana sonreír unos 4 o 5 segundos y verá cómo cambia su rostro. Sonría a su familia. Cultive el buen humor – no la burla – reenvíe chistes… el sentido del humor tiene valores pedagógicos terapéuticos, distiende, ayuda a la concentración… ¡Cuánto nos ha ayudado a los venezolanos nuestro sentido del humor! Hay cursos de risoterapia, hay ejercicios fáciles para reír y hacer reír…
¿Qué les ha parecido estas erres para la salud mental? ¿A usted se le ocurre otra? Practíquelas y cuente después cómo le va yendo. Ayúdese a usted mismo. Eso es parte de la convivencia pacífica. Ah, y añada la r de rezar, por el país, por los que sufren, rece también para dar gracias por cada día.
Luisa Pernalete es profesora e integrante del Centro de Formación e Investigación de Fe y Alegría y de la Red de Convivencia y Ciudadanía. @luisaconpaz
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