Fray Marcos García, es un religioso dominico venezolano que se abrirá paso en Master Chef, desde el próximo 27 de marzo. Quiere demostrar la presencia de Dios en las ollas y fogones. Un nuevo reto por superar.
«¿Qué busca un sacerdote en Master chef?», le pregunta Pepe Rodríguez a fray Marcos García, en el video promocional de la undécima versión del famoso reality show culinario de España. La respuesta fue inmediata, precisa y convincente: “Santa Teresa de Jesús que decía: en los pucheros y las ollas también está Dios”.
La temporada 11 se estrena el lunes 27 de marzo por RTVE (La 1) y el 28 de marzo será la segunda entrega en un nuevo formato llamado “XL” que implica mayor cantidad de participantes. Seguramente logrará cifras récord de audiencia, ya que las nuevas normas y estrategias lo harán altamente competitivo, según sus organizadores.
Y sí, allí estará el sacerdote venezolano Marcos Julio García Sánchez, fraile dominico de la Orden de los Predicadores, de 44 años de edad. Un apasionado de la cocina.
“Después de recibir más de 70.000 solicitudes, vosotros formáis parte de los 1.000 mejores de toda España”, resalta el anuncio oficial.
Fray Marcos no perdió tiempo y replicó el aviso aunque sin entrar en detalles en sus redes sociales donde con el tiempo se ha convertido en algo más que un «influencer» llamado «Mi amigo el fray«. Su pasión por la cocina, seguramente le dará una gran confianza para enfrentar las exigencias del nuevo formato de la competencia culinaria.
«Antes que religioso fue primero cocinero«, escribe de él Mater Mundi TV un canal citado por Aleteia ante el interés de conocer quién es el arriesgado sacerdote venezolano. Una premisa: la participación de Marcos García en el programa de RTVE, será otro reto superado como ha sido su caminar junto a Dios en la vida.
Enamorado de Dios y del periodismo
Fray Marcos nació en Mucuchíes, estado Mérida (Venezuela), en abril de 1978. Su vinculación temprana con la Orden de los Predicadores (OP) viene de sus tiempos como alumno del colegio “Perpetuo Socorro” dirigido por las dominicas venezolanas de Santa Rosa de Lima en su pueblo. Allí descubre su deseo de donar su vida a Dios.
Con 17 años y apenas terminado el bachillerato, ingresó a la Orden en el año 1995. Explica que en un principio no quería ser sacerdote, sino vivir como San Martín de Porres cuya historia conoció en el primer libro que leyó. Quería ese estilo de vida.
«Yo ingresé a la Orden en el año 95, y en el año 99 me enamoré de una manera -como si me hubiese enamorado de alguien- del periodismo. Porque una chica de mi pueblo con la que mi hermana estudió toda la vida, comienza a salir como corresponsal de Mérida para un canal que luego cierra el gobierno Chávez, Radio Caracas Televisión».
Luego de esto fray Marcos García, experimentando una especie de «crisis vocacional”, le dijo a su superior que lo dejaran terminar filosofía, y que, en lugar de teología, estudiaría comunicación social. Argumentaba que podría vincular el periodismo con su vocación religiosa. «¿Se imagina Usted, con el hábito narrando noticias o cuando diga: reportó para ustedes fray Marcos García…?«, le comentaba.
Tomó la decisión de salir de la congregación. «A veces no escuchamos al Señor que es la voz que tenemos que escuchar en medio de la tormenta», describe sobre aquel instante en que deja a su primer amor.
Después Marcos estudia comunicación social y vive nuevas experiencias. «Fui recepcionista de un hotel, profesor, cantante de boleros en un piano bar, vendía pan integral, daba clases de king boxing, gimnasio, bailoterapia, artes marciales y en cuanto evento cultural había». Hizo de todo para ayudar a su familia y pagar sus estudios.
A sus 44 años, fray Marcos considera que aquello «fue un momento de purificación». Por eso agradece las oraciones y el rezo del Santo Rosario «por las hermanas y hermanos (de vida consagrada) que están pasando por crisis. No se lo deseo a nadie». Y en tono de entrega a Dios, dice: «El Señor tiene sus caminos que no son los míos».
Un choque muy duro lo regresa a la Orden
Pese a sus nuevas experiencias, actividades musicales y comerciales que le dejaban buena «pasta» desde las cabinas mediáticas y los escenarios, Dios le seguía llamando.
«Eso te ayuda de alguna manera para ir abriendo camino. Pero siempre estaba en convivencias, en retiros y trabajaba en un canal de televisión cuando nombran promotor vocacional a un compañero de cuando ingresé a la congregación»,expresó.
«Cuando Dios se enamora no descansa hasta que seamos de él», narra el dominico parafraseando a San Agustín. «Un día mi amigo el fraile me pregunta, ¿Marquitos y ahora qué? Ya te graduaste». Razona que Dios se vale de todos los detalles.
En ese tiempo, hace 16 años, Marcos García estaba a ocho días de recibir el título de periodista. Sus familiares regresan de la misa de acción de gracias y sufren un accidente de tránsito, donde falleció la «Nana». Ella crio a la madre del fraile, a él y a sus hermanos.
«Yo cubría sucesos para ese canal de televisión». Recuerda que cuando llegó al lugar del accidente la ve en el piso cubierta con una sábana. También llegan los bomberos y preguntan: «¿Dónde están las cámaras?». Alguien comentó: «No, es la abuelita de él».
Reconoce que este hecho «fue un golpe bastante duro, pero de mucho aprendizaje, donde la fe tambalea para después quedarse mucho más firme y tener una base más sólida».
Dios sí lo veía como sacerdote
Volvamos atrás con el testimonio de Marcos García. Ante la insistencia de su amigo religioso, regresa a la Orden y dura dos años y medio en San Cristóbal, trabajando como pastoralista en un colegio. De allí lo envían a estudiar teología primero a Bogotá y después en Medellín, aunque insistía ante el superior en que no se veía como sacerdote.
«Bueno, yo no me veía como sacerdote, pero Dios sí. Para mí el ser sacerdote revestía de algo especial. Eso no lo entendía. Fíjate todo lo que el Señor llamó y llamó».
Más adelante comentó el significado de esa donación total a Dios:
«Tú puedes ser el hombre más pecador del mundo, pero In persona Christi, es Cristo. El sacramento es santo no por el sacerdote y no depende de la santidad del sacerdote sino de la santidad de quien nos ha dejado ese sacramento que es Cristo. Y Cristo se hace presente allí; Cristo se hace persona allí a través de tus manos que, sin mérito alguno propio, el Señor las ha escogido y a través del Obispo te ha consagrado sacerdote».
Durante su estancia en Colombia realiza simultáneamente trabajos periodísticos y participa en la organización de actividades y equipos de comunicación vinculados a la iglesia. Cerca de los tres años, es llamado nuevamente a Venezuela y esta vez sufre una nueva dificultad, pero no es vocacional sino de salud. Varias hernias en su espalda le crean una situación que se empeoró por la crisis humanitaria y sanitaria del año 2016.
Sale nuevamente hacia Bogotá con permiso de usar el hábito, aunque prefirió no hacerlo. Comienza a trabajar como periodista en la cadena NTN-24, y de nuevo las puertas del éxito se vuelven a abrir económica y socialmente, pero también volvía la nostalgia vocacional. «De nuevo purificación, puliendo el Señor los dones», rememora.
Cuando caducó el contrato en NTN-24 regresa a Venezuela a pesar de seguir teniendo el permiso otorgado por la congregación. «Yo quiero regresar ya«, le dijo al superior general que visitó el país, refiriéndose a su reincorporación a la Orden de los Predicadores. Este le responde: «Le tengo una propuesta en la que usted trabajará con redes sociales, tecnología y medios. Yo lo voy a mandar lejos, a Ávila, España».
“¿Por qué no te has ordenado sacerdote?”
Así fue enviado en enero de 2020 al histórico monasterio de Ávila. A los pocos días de su llegada a España se desata la pandemia del Covid 19, que azota mortalmente al mundo entero. Pero se va adaptando a sus nuevas responsabilidades y adicionalmente rememora los grandes santos de la iglesia que pasaron por el convento dominico.
Entre sus motivaciones buscó la serie Teresa de Jesús (1984), protagonizada por Concha Velasco. Dice que arrodillado en sus oraciones sentía como si la Doctora
de la Iglesia católica le pregunta: «¿Por qué no te has ordenado sacerdote?».
El 15 de noviembre de 2020, con 42 años de edad fue ordenado diácono transitorio por monseñor José María Gil Tamayo, obispo de Ávila. La ceremonia fue casi a puertas cerradas por la pandemia. Se sentía alegre pero la imposibilidad de que su madre no asistiera a la ceremonia de ordenación sacerdotal, parecía generar un quiebre emocional. Aquí llegó la plena madurez vocacional en la vida de Marcos García.
Se dirige al superior y pide posponer la fecha de ordenación. «¿Otro tiempo?», le responde el superior. A su vez. Éste le pregunta: “¿Hay vuelo de España para Venezuela? No ¿Hay vuelos de Venezuela para España, su madre puede venir? No ¿La pandemia está controlada? No. Haga la carta. No haga esperar más al Señor».
No hubo manera de evadir el siguiente paso en su vida y dice que le costó mucho.
«Con llanto a las tres de la madrugada ante el Santísimo, escuché a la voz de la conciencia que es la voz de Dios dentro de nosotros cuando verdaderamente la escuchamos; escuché ese Dios de misericordia acariciando el alma, que decía: ‘Tantos años te he esperado, tantos años dejé que lo hicieras a tu manera, déjame a mí hacerlo ahora a la mía’. Es que a la manera de Dios duele mucho porque no entendemos».
Así, el 24 de mayo de 2021, fue ordenado sacerdote por monseñor Gil Tamayo.-
Ramón Antonio Pérez – Aleteia
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