Hace más de un siglo, José Gregorio Hernández dejó este mundo, pero su presencia en la vida de los venezolanos no ha dejado de ser fuerte y significativa. Conocido como el “médico de los pobres”, su figura ha trascendido el tiempo y se ha convertido en un símbolo de fe y esperanza para miles de personas en Venezuela y más allá de sus fronteras.
El trágico accidente que le quitó la vida a los 54 años, el 29 de junio de 1919, no fue el final de su legado. Por el contrario, su figura se ha mantenido vigente a lo largo de los años, a través de la devoción de sus creyentes y de los numerosos milagros que se le atribuyen.
La estampita de José Gregorio Hernández es un objeto presente en muchos hogares venezolanos, una imagen que brinda consuelo y protección a aquellos que la llevan consigo. Su memoria se mantiene viva en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, donde cada año miles de fieles acuden a rendirle homenaje.
En 2021, el Papa Francisco proclamó a José Gregorio Hernández beato, un hito que ha llenado de alegría y devoción a los fieles venezolanos. Este reconocimiento oficial de su santidad ha reafirmado su importancia en la vida espiritual del país y ha sido recibido con gran emoción por aquellos que han mantenido viva su memoria a lo largo de los años.
José Gregorio Hernández sigue siendo un ejemplo de bondad, amor al prójimo y servicio a los más necesitados. Su legado continúa inspirando a generaciones de venezolanos y su presencia sigue acompañando a aquellos que buscan su ayuda en momentos difíciles. A 104 años de su trágica partida, su presencia sigue siendo un bálsamo para el alma de muchos.
Con Información de Fe y Alegría Noticias
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