Catedral de Maracaibo celebrará al Santo Cristo Negro y a la Magdalena

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El Santísimo Cristo de Maracaibo siendo venerado por la feligresía el pasado Viernes de Dolores. Foto: Allan Sillie

Cada mes de julio se celebra un año más del hecho sobrenatural y extraordinario que trajo consigo la devoción multitudinaria en honor al que se denominó como “Santa Reliquia”.

La Parroquia El Sagrario Catedral de Maracaibo celebrará este sábado 22 de julio el aniversario número cuatrocientos veintitrés del milagro de preservación del Santísimo Cristo de Maracaibo, o “Cristo Negro” como también se le conoce hoy en día. Con ello, se conmemora la manifestación divina en torno este venerado Crucifijo, marcando así el inicio de una devoción que fue creciendo entre el pueblo del Zulia, llegando a traspasar el oceáno Atlántico.

Las celebraciones darán inicio a las 4:30 pm. con el ejercicio del Santo Rosario, y a las 5 pm. la Santa Misa presidida solemnemente por el Presbítero Néstor Primera, párroco del Sagrario Catedral, estando a cargo de la Capilla musical el Coro San Juan de Dios de la Basílica de Ntra. Sra. de Chiquinquirá.

El 22 de julio también es una fecha destacable en la Liturgia Católica puesto que se celebra la Fiesta de Santa María Magdalena, seguidora de Cristo y primer testigo de su Resurrección, y quien lo acompañó en parte de su vida pública, Pasión y Muerte. Por ser el primer testimonio ante el Resucitado es conocida como la ” Apóstol de los Apóstoles”.

Ambas devociones, tanto la Santa Reliquia como Santa María Magdalena, son veneradas por la Hermandad del Cristo Negro y Santo Sepulcro que hace vida de apostolado en este Templo Matriz de la ciudad, dando a conocer su historia y promoviendo la fe a las nuevas generaciones.

Un poco de historia del Cristo de Maracaibo

“(…) descontentos por varios motivos los indios llamados “Quiriquires”, sobre todo por los malos tratos dados del encomendero Don Rodrigo de Arguelles, se confabularon con varias tribus lacustres y, en la madrugada del 22 de julio de 1600 amanecieron sobre el pueblo a la lengua de agua, más de 140 canoas en que vendrían más de 500 indios, y tomando por sorpresa el pueblo de Gibraltar, lo saquearon e incendiaron, cometiendo asesinatos y llevando un buen botín (…) y queriendo que pasara por el mismo rigor la Iglesia, entraron en ella y estando unos robando los ornamentos, otros se ocupaban de flechar con flechas de punta de alesnas, un devotísimo Crucifijo de bulto que estaba encima del altar, fijado a un tronco de nogal de las cuales cinco quedaron clavadas en el Santo Cristo, una en una ceja, dos en los brazos, otra en el costado y en una pierna y señalado de otras en muchas partes del cuerpo, lo ha hecho y acabado de robar lo que hallaron en ella, le pegaron fuego por ser también de palmicha, como los demás del pueblo, se abrasó y cayó ardiendo gran parte sobre la cubierta del Cristo, pero de ninguna manera se quemó ni el cuerpo ni la cruz donde estaba, pero si se quemó el Altar junto con el tronco donde estaban, quedando la imagen levitada. Esto provocó fe y piedad los indios lo llamaban “El Cristo de los Milagros” (…)”

(Reseña de Fray Pedro Simón, el primer cronista del majestuoso hecho)

Santa María Magdalena
María Magdalena, así, con su nombre completo, aparece en varias escenas evangélicas. Ocupa el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús (Mt 27, 56; Mc 15, 47; Lc 8, 2); está presente durante la Pasión (Mc 15, 40) y al pie de la cruz con la Madre de Jesús (Jn 19, 25); observa cómo sepultan al Señor (Mc 15, 47); llega antes que Pedro y que Juan al sepulcro, en la mañana de la Pascua (Jn 20, 1-2); es la primera a quien se aparece Jesús resucitado (Mt 28, 1-10; Mc 16, 9; Jn 20, 14), aunque no lo reconoce y lo confunde con el hortelano (Jn 20, 15); es enviada a ser apóstol de los apóstoles (Jn 20, 18). Tanto Marcos como Lucas nos informan que Jesús había expulsado de ella «siete demonios». (Lc 8, 2; Mc 16, 9).
El culto a Santa María Magdalena es muy antiguo, ya que la Iglesia siempre veneró de modo especial a los personajes evangélicos más cercanos a Jesús. La fecha del 22 de julio como su fiesta ya existía antes del siglo X en Oriente, pero en Occidente su culto no se difundió hasta el siglo XII, reuniendo en una sola persona a las tres mujeres que los Orientales consideraban distintas y veneraban en diversas fechas. A partir de la Contrarreforma, el culto a María Magdalena, “pecadora perdonada”, adquiere aun más fuerza.

Allan Sillie

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