La celebración se realizó en la Capilla del Hospital Central, dedicada a Santa Ana, con una Eucaristía presidida por el Padre Néstor Primera, párroco del Sagrario Catedral, quien atiende este Templo hospitalario.
Cada 26 de julio la Iglesia Católica celebra la fiesta de los esposos San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Cristo, estas figuras tienen una especial dedicatoria en la historia marabina puesto que bajo su nombre se dedicó un recinto alrededor del que se levantaría el primer hospital de la ciudad, conocido como Central por esa misma cualidad. Ambas edificaciones celebran su aniversario el 26 de julio, siendo en 1606 cuando se levanta la Capilla y en 1608 el Hospital.
Con una Misa presidida por el párroco de la Catedral, y con la participación del personal médico y hospitalario, así como de la feligresía en general, se celebró esta fecha conmemorativa honrando en la Liturgia a San Joaquín y Santa Ana, esta última muy querida e invocada por las amas de casa y para conseguir hogar.
El sacerdote celebrante tocó varios puntos en su homilía, comenzando en primer lugar a rememorar la historia de que este Templo y el de Cristo de Aranza son los más antiguos de Maracaibo, y “al recordar esta condición y conmemorar esta fecha 26 de julio se hace necesario mantener la memoria e identidad de nuestro pueblo, que no debemos dejar pasar por alto ni mucho menos dejar morir en el tiempo”, precisó.
Hizo referencia a la Fiesta de los padres de la Virgen María, en torno a los cuales se bautizó este día como “Día de los Abuelos”, asegurando que “el amor que debemos tener por ellos no es de un sólo día, ellos se merecen más que eso (…) infundamos todos una generación de amor, paz y justicia de aquí en adelante (…) venimos de una realidad oscura, ya que se introdujo mucho mal en la humanidad, y el enemigo nos ha querido alejar de Dios, haciéndonos creer que está oculto”, aseguró.
Referente al Evangelio del día, exhortó a “que la Palabra de Dios genere frutos abundantes y su semilla germine en la sociedad”, invitó a reflexionar como cada uno puede tomar la palabra y se deja guiar por Ella: “¿nos dejamos iluminar de todo aquel que colabora en el proyecto de salvación de Dios para que podamos seguir su camino? (…) que la palabra entre y renueve nuestras vidas”, afirmó.
Comentó que debemos “estar agradecidos con la historia de la Capilla y del Hospital, la historia personal de cada uno (…) el personal sanitario atiende la realidad de los enfermos, hay que tener paciencia con ellos, todos sabemos que cada un tiene sus limitaciones al expresarse, pero hay oportunidad siempre que actuemos con vocación”.
Por último agradeció al personal del Hospital para recuperar la electricidad y los que colaboraron con la limpieza de la Capilla, que ha estado cerrada prácticamente durante un año debido a las condiciones de infraestructura y su labor, e invitó a seguir activos en esta ayuda para seguir manteniendo actividades a futuro y la relación entre la Iglesia y el Hospital.
Allan Sillie
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