La JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible, asegura el Papa Francisco

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Imagen del Papa Francisco en la JMJ. Crédito: Vatican Media

Este miércoles 9 de agosto, durante la primera Audiencia General realizada tras un descanso durante el mes de julio, el Papa Francisco reflexionó sobre su viaje a Lisboa en el marco de la JMJ, la que ha definido como “un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia”.

En esta Audiencia General, realizada en el interior del Aula Pablo VI del Vaticano debido a las altas temperaturas de Roma, el Santo Padre afirmó que “la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible”.

El Pontífice visitó Lisboa desde el 2 al 6 de agosto para participar en la 37ª Jornada Mundial de la Juventud, la primera realizada tras la pandemia, donde fue recibido por un millón y medio de jóvenes.

Para el Santo Padre, esta JMJ ha sido “sentida por todos como don de Dios, el cual siempre abre nuevos horizontes”.

Remarcó que este encuentro “ha vuelto a poner en movimiento los corazones y los pasos de los jóvenes del mundo”, que han acudido para encontrarse a sí mismos y a Cristo.

Además, afirmó que con esta JMJ “ha  marcado un nuevo inicio de la gran peregrinación de los jóvenes a través de los continentes, en nombre de  Jesucristo. Y no es casualidad que haya sido en Lisboa, ciudad que se asoma al océano, ciudad símbolo de  las grandes exploraciones por mar”.

A continuación, recordó que “en la JMJ el Evangelio propuso a los jóvenes el modelo de la Virgen María” con el lema “se levantó y partió sin demora”.

“María todavía hoy, en el tercer milenio, guía la peregrinación de los jóvenes tras las  huellas de Jesús. Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres  niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”.

El Santo Padre explicó que por esto durante la JMJ volvió a Fátima, “lugar de las apariciones, y junto a algunos jóvenes enfermos recé para que  Dios sane al mundo de las enfermedades del alma: la soberbia, la mentira, la enemistad, la violencia”.

También resaltó que “hemos renovado nuestra consagración, de Europa y del mundo al Corazón Inmaculado de María”.

Puntualizó que “los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo”. En ese sentido, aclaró que “no eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual fin en sí mismo; la JMJ es un encuentro con Cristo a través de la Iglesia”.

También recordó que ha encontrado “pequeños grupos, y algunos con muchos problemas”, como los jóvenes ucranianos, “que tenían historias que eran dolorosas”.

El Papa Francisco aseguró que “los jóvenes en Portugal son ya hoy una presencia vital, y ahora, después de esta ‘transfusión’  recibida por las Iglesias de todo el mundo, lo serán todavía más”.

Subrayó que “Portugal, como toda Europa y el mundo entero, necesita esperanza, una esperanza sólida, fiable; y esta no viene de una juventud cualquiera, sino de la juventud animada por el Evangelio, por los jóvenes que han encontrado a Cristo y lo siguen. Porque es Jesucristo, solo Él, que renueva el mundo renovando el  corazón del hombre”.

A continuación, centró su mirada en Ucrania “y en otros lugares del mundo donde se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra, la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible: un mundo de  hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra”.

“El mensaje de los jóvenes ha sido claro: ¿lo escucharán los ‘grandes’ de la tierra? Este entusiasmo juvenil que quiere paz es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’.  Esperemos que todo el mundo escuche esta JMJ y mire esta belleza de jóvenes yendo hacia adelante”, concluyó.

Al final de la Audiencia General, el Papa Francisco invocó la intercesión de Santa Edith Stein, copatrona de Europa, para la paz en Ucrania:“Que su testimonio estimule el compromiso contra toda forma de violencia y discriminación”.

“Pedid a la Virgen el don inestimable de la paz, especialmente para la querida Ucrania”, rogó el Santo Padre.

ACI Prensa

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