José María Tojeira señala que “la expulsión o la confiscación de bienes es siempre parte del horizonte que vislumbran los religiosos y religiosas presentes en el país”
“Los valores cristianos acaban siempre venciendo”. Es la esperanza que muestra el jesuita José María Tojeira, referente de la historia de la compañía en Centroamérica tras lo sucedido en los últimos días en Nicaragua. En una entrevista con los medios vaticanos recalca desde El Salvador –donde llegó a ser rector de la UCA– que “los jesuitas queremos también ser signos de resistencia en la fidelidad al mandato de Jesús de estar cerca de los que sufren”.
Tojeira denuncia que la UCA en Nicaragua “al ser la universidad productora de conocimiento y pensamiento crítico y abierto, el gobierno tendía a verla casi automáticamente como enemiga”. Para él, “la constancia y la resistencia en los valores cristianos acaban siempre venciendo, aunque haya momentos en que tengamos que pasar por la cruz”, porque, apunta, “la expulsión o la confiscación de bienes es siempre parte del horizonte que vislumbran los religiosos y religiosas presentes en el país”. Y es que, los jesuitas hacían llegar su mensaje a más de 54.000 personas.
“Signos de resistencia”
Para Tojeira “de la Compañía le ha molestado la defensa de los derechos de la gente en 2018, especialmente de la Universidad Centroamericana, la UCA, y el respaldo dado a los reclamos de amplias manifestaciones que pedían libertad y respeto a derechos concretos de la población”. “La labor de mediación entre los jóvenes estudiantes y el gobierno, encomendado por el cardenal Brenes al rector de la UCA, también molestó al gobierno”, señaló el portavoz de la compañía en la zona.
Además de la UCA que ha sido confiscada confirma que los jesuitas tienen en el país dos colegios y la red internacional de Fe y Alegría. De las demás medidas también ha informado que “han salido del país algunos jesuitas de edad avanzada y enfermos” y añade que la confiscación ya la han vivido congregaciones como las hijas de la caridad o las religiosas de la Madre Teresa de Calcuta. Aún así, destacó, “es ejemplar la constancia en el trabajo de quienes no solo permanecen sino desean permanecer a pesar de los riesgos y hostilidad gubernamental”.
“Los jesuitas queremos también ser signos de resistencia en la fidelidad al mandato de Jesús de estar cerca de los que sufren y poner una palabra de esperanza en medio del dolor del pueblo. La constancia y la resistencia en los valores cristianos acaba siempre venciendo, aunque haya momentos en que tengamos que pasar por la cruz”, reclama. De cara al futuro su “deseo es que haya diálogo, devolución de bienes y de presencia, liberación de condenas y de medidas violatorias de derechos humanos, como la privación de nacionalidad y destierro”. Para Tojeira, “establecer un proceso de diálogo, por el que tanto trabajó la Iglesia en Nicaragua, resulta indispensable para una salida de una situación oprimente que solo puede llevar a una acentuación de los conflictos”.
Vida Nueva
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