Sin la deliberación no es posible construir democracia.
En el segundo día de jornada de la Semana Teológica, que organiza el Instituto de Teología para Religiosos (ITER) de la Universidad Católica Andrés Bello –en alianza con la Pontificia Universidad Salesiana y la Arquidiócesis de Caracas–, el padre Pedro Trigo s.j. insistió en la necesidad ineludible de que todos los venezolanos practiquen cotidianamente la deliberación en sus espacios familiares, fraternales, comunitarios o laborales, porque eso “no surge de la nada” y sin la deliberación no es posible construir democracia.
Trigo compartió con el cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, el espacio a través de la plataforma Zoom, y allí analizó el “Aporte de los cristianos en la alternativa superadora”, como parte del eje temático que el ITER ha propuesto este año: “Propuesta de una alternativa superadora a la situación actual de Venezuela”.
Sobre la situación nacional, afirmó el sacerdote jesuita y miembro del equipo del Centro Gumilla, que “todos son problemas para la democracia”.
“Nunca va a haber una democracia política si primero no hay una democracia en la familia y en los grupos a los que pertenecemos. El gobierno no nos puede impedir nunca la deliberación nuestra. Donde yo esté, sea en la iglesia, en un grupo de amigos, en mi familia, tengo que poder vivir deliberativamente. Si tengo esa costumbre acabaré exigiendo que lo haya a nivel político. O soy deliberativo en todo o no soy deliberativo, ese es el reto y el entrenamiento que tenemos que hacer. En eso tenemos que ayudar a otros, si hay esa masa crítica el gobierno tendrá que acabarse”.
El teólogo mencionó su libro “La enseñanza social de la iglesia” e hizo un recordatorio de ocho pasos que, a su juicio, son básicos para sembrar la cultura de la democracia deliberativa.
“El primer paso es que yo me exprese. Si yo no digo mi parecer y luego digo que esto está mal, no tengo derecho a descalificar si antes no he dado mi parecer”. Escuchar, dialogar, decidir entre todos, hacer lo que a cada uno le toca, la corrección fraterna, la evaluación y la celebración de los logros alcanzados en conjunto, complementan la ruta del ejercicio democrático en los espacios más cercanos.
Sobre la corrección fraterna, afirmó Trigo que “es lo que más nos duele a los venezolanos”.
“Tenemos que comprender todos que una parte de la amistad es que yo pueda disentir, que estoy en desacuerdo con algo, pero no estoy contra la persona. Poder procesar los conflictos es algo de lo más importante que tenemos que aprender”.
También hizo algunos comentarios críticos sobre cómo se manejan algunos funcionarios de la Iglesia, pues a pesar de que el papa Francisco aboga por la sinodalidad y el Concilio Plenario de Venezuela, máxima autoridad en el país, ha establecido “que la parroquia no son los párrocos sino los parroquianos, eso desgraciadamente no se lo creen ni la mitad de los párrocos”.
Explicó Pedro Trigo que es tarea de la Iglesia “el entrenamiento fundamental de los cristianos para que haya alternativa superadora y todo lo hagamos así, juntos, luego, nadie manda. Que nos llevemos unos a otros en la fe, en el amor y en la vida. Como cristiano digo que tenemos que partir del Evangelio”.
Invitó a tener claro que todo el que se diga cristiano es un seguidor de Jesús, y en la actualidad se trata de seguir sus enseñanzas, no de imitarlo.
“Todo el que quiera ser cristiano solvente tiene que considerar que todos los venezolanos son los suyos, no sólo los de su grupito, su familia, o sus grupos de referencia”. Recalcó que no se acerca al sentimiento de Jesús quien se deja llevar por “las dos tentaciones: quedarse solo en los adherentes o pertenecer al orden establecido”.
“Lo más básico de todo es no pretender salvarnos del mundo, sino encarnarnos en él. Si puedo pasar agachadito y que no me salpiquen (los problemas), eso no es cristiano. Tampoco es cristiano refugiarme en la institución eclesiástica y dejar fuera la situación del país. Lo más elemental de seguir a Jesús es la encarnación, concretamente que fue una persona absolutamente solidaria”.
En el caso de la crisis que vive Venezuela, dijo el padre Trigo que “necesitamos una alternativa superadora, porque tampoco podemos dar la vuelta a la tortilla”.
“Si yo trato de vivir como un hijo de Dios, tengo la libertad de los hijos de Dios. Los del gobierno son mis hermanos, como personas yo no los dejo fuera. Como gobernantes, yo como cristiano, no puedo aceptar que solamente admitan que solo se haga lo que ellos dicen, no puedo admitir ningún poder que no sea deliberante. Actualmente vivimos en una dictadura y tenemos que decir: esto no lo quiere Dios y pasar a una alternativa superadora. Pero eso no indica que tengo que oponerme a ellos por la fuerza, tenemos que pasar a una democracia deliberativa, que prevalezca la razón, no puedo oponerme con una fuerza mayor. Sobre los que hablan de una invasión, estoy en desacuerdo y es una loquera, sería una matazón terrible. Aunque funcionara, así no iba a haber una alternativa superadora, se pondría una cúpula en lugar de esta cúpula. Yo tengo que decir no a lo que existe, pero no a la fuerza. Tengo que hacer todo lo posible para que haya una democracia deliberante”.
Reporte Católico Laico
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